jueves, 31 de diciembre de 2015

Por fin 92


Si digo que la Gala de Nochevieja de 1991 comenzó a la 1.39 de la madrugada del día 1 de enero suena bastante raro. Parece evidente que no se trataba de un especial de la última noche del año sino del primero del Año Nuevo pero tampoco era exactamente así. Tras este galimatías inicial conviene explicar qué pasó exactamente el 31 de enero del 91 y si el programa de marras puede ser considerado de Nochevieja o no. Lo que sí está claro es que TVE quería sumarse a las celebraciones de un año que iba a ser importante para aquella España, noticia en todo el mundo gracias a los Juegos Olímpicos y a la Expo de Sevilla. "Por fin 92" se anunciaba como el espectáculo típico de la televisión en estas fechas: música, humor, juegos visuales, público vestido para la ocasión y bebiendo champán a lo loco pero... no se emitiría a la hora habitual. La Casa había preparado una parrilla llena de estrellas. En primer lugar, un especial de "Vídeos de Primera", revelación de la temporada en audiencias, después "Telepasión" y en torno a las 23h el consabido show de Martes y Trece, "El 92 cava con todo" (el de Encarna y la Pantoja). Campanadas desde la Puerta del Sol y... no, todavía no empezaba la Gala. Conexión con Sevilla para retransmitir un concierto de Mecano bajo el título "El primero del año".


Finaliza el concierto y... tampoco, tampoco comienza "Por fin 92". En su lugar, un especial con Lina Morgan. Lo dicho, a la 1.39 de la madrugada del día de Año Nuevo Inés Sastre y Ricardo Fernández Deu saludaron a los espectadores desde el Gran Palace de Lloret de Mar para celebrar la llegada de 1992 con una pléyade rutilante de músicos nacionales entre los que sólo destacaba uno para Inés, Loquillo. La modelo, actriz y presentadora ocasional confesaba entre risas y rubores que el cantante de Los Trogloditas era algo así como su amor platónico y el rockero no dudó en seducirla ante las cámaras creando un momento hilarante y de gran ternura por la reacción de una jovencísima Inés.


Gabinete Caligari, Presuntos Implicados, Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Luz Casal, Duncan Dhu, Ana Belén, Nana Mouskouri, Los Rebeldes, Azúcar Moreno, Joe Cocker, Zucchero, Martirio, Enrique del Pozo (sí, en aquel momento estaba intentando reconducir su carrera todavía tras haber abandonado el público infantil... o de que el público infantil lo abandonara a él, no lo sé), Tennessee, Gipsy Kings, José Luis Perales y los ubícuos Los Manolos (poco les duró la omnipresencia) pusieron música a la noche y Las Veneno, Las Hurtado, Paco Aguilar (de "No te rías que es peor") y Antonio Ozores (en plena fama tras haber sido recuperado por el "Un, dos, tres") el humor. Quizás se echaba en falta la presencia de más artistas internacionales pero teniendo en cuenta que sería un programa de duración más reducida que en años anteriores no es de extrañar que se tirara de "producto nacional". 
   La medición de audiencias de SOFRES finalizaba a las 2 de la madrugada así que sólo tenemos datos muy limitados sobre este especial. Aún así hay algo que queda clarísimo: el concierto de Mecano y el especial de Lina Morgan no llegaron al millón de espectadores mientras que Telepasión y "Vídeos de Primera" tuvieron más de cinco, cifra similar a la de este "Por fin 92". Martes y Trece superaron los diez millones y las Campanadas los nueve. Conclusión: la audiencia en Nochevieja no quiere experimentos, nada de conciertos ni programas sobre el mundo de la Revista, lo que funciona es el humor antes de la conexión con la Puerta del Sol y mucha música para después. Y así sigue siendo desde entonces. Ahora bien, la pregunta sigue sin responder: ¿Era "Por fin 92" el programa de Nochevieja o el de Año Nuevo? Por formato y contenidos, lo primero, por horario, lo segundo.

Fotos: Gabriel Sendra @arxiusendra.  Todos los derechos reservados.


miércoles, 30 de diciembre de 2015

El regreso de "Vivir para ver" en 1977


En 1976 Alfredo Amestoy había triunfado de forma totalmente inesperada con un programa que entonces resultaba difícil de calificar y del que sólo se emitieron cuatro entregas. A pesar de eso, "Vivir para ver" se había situado en el panel anual de aceptación de la audiencia en segundo lugar, tan sólo por debajo de "Heidi" y por encima del "Un, dos, tres", "La casa de la pradera" y "El hombre y la tierra". Si además tenemos en cuenta que el programita tuvo graves problemas de censura, que Amestoy enamoraba tanto como enervaba, que los medios con los que contaba eran modestísimos... sorprende aún más tal éxito. Pero "Vivir para ver" tenía algo más: era el primer zapping de nuestra historia y el periodista usaba los cortes de programas y series de televisión para hacer una crítica, nada velada, a la política en plena Transición, y por ende a la sociedad española. Amestoy no era precisamente un hombre taimado y discreto, su exacerbado sentido de la comunicación y un cada vez más acendrado histrionismo hacían que cada palabra suya pudiera ser interpretada de mil maneras distintas... todas contradictorias entre sí. 


Tras este panorama descrito nadie se esperaba el regreso del formato ¡casi un año después! Pero así se anunció en diciembre. En enero de 1977 reapareció en las pantallas de TVE los jueves a las 21h, justo después del Telediario 2 la crítica de Televisión hecha por la propia Televisión a la manera peculiar e ingeniosa de Alfredo Amestoy, tal y como se describía en la programación. Y lo hacía justo después del Referéndum por la Reforma Política lo que suponía que las limitaciones en los contenidos serían menores. Decía el director-presentador justo antes de iniciar la nueva etapa del espacio que hasta ese momento el producto se terminaba apenas unas horas antes de la emisión y que entonces tenía que ser visionado por la jefatura de Programas de la Casa. En el caso de que se decidiera que había que cortar algo, como era imposible por la premura antes de ponerlo en antena, directamente no salía al aire y se perdía para siempre porque al jugar con la actualidad de lo visto durante la semana se quedaba obsoleto. "Ahora sometemos primero el guión al director general pero nosotros seguimos trabajando con poco tiempo. Yo termino el guión en la madrugada del domingo para abarcar la última actualidad. El director general lo ve por la mañana y nos ponemos a grabar. Una vez terminado, lo vuelve a ver para dar su conformidad". En cuanto a la introducción de la política en el programa respondía Amestoy: "El tema político se trata no en función de su interés a nivel popular. Si en el programa se hace referencia a la anécdota política es porque las figuras políticas han desbancado en popularidad a los toreros, los futbolistas y las folklóricas". Era la primera vez que tal cosa sucedia en TVE .


¿Y por qué volvió "Vivir para ver" meses después de su muerte provocada? En enero, ya con un par de programas emitidos, el comunicador lo explicaba sin tapujos ni vergüenzas: "Mi idea era hacer algo que para mí constituía una carrera para el futuro: hice mi primer ensayo teatral y vi que no estaba maduro, aunque me pudiera interesar el teatro en TV. De ahí vino mi proyecto de "Todo queda en casa", que es un intento de adaptar el "All in the family" americano, inglés, nuevo zelandés... a España. No se pudo porque es un programa muy exigente, la gente habla como habla en casa. José Antonio Plaza (su compañero en "35 millones de españoles mirando la peseta") me recordó la posición en el panel de "Vivir para ver". Entonces me di cuenta de que debía seguir con un programa que no había muerto, que se acomoda, por otra parte, mucho a mi manera de hacer y, dada la audiencia me dije: vamos a continuar". Los directivos aceptaron su propuesta, el "Todo queda en casa" se emitiría en los 80 con Pedro Osinaga y en los 90 con otro título ("¿Cómo lo véis?") con Joaquín Prat y todos contentos. Y tan contentos... porque reconocía don Alfredo: "Si no fuera porque yo puedo estar bien pagado en función de que aquí puedo dejar la salud, si no fuera por mis emolumentos bastante altos, el programa podría ser de los más baratos de la Casa, es lógico, ¿no? es de reciclaje". Provocador nato, Amestoy sabía que este show tan personalista le iba a quemar al mismo tiempo que constituiría un éxito en su carrera: "Estoy perdido como informador puro y esto debido a que he jugado mucho al histrionismo, por el hecho de convertirme en intérprete de mi propio texto. Luego he ido poco a poco desembocando en histrión. No sé si soy recuperable como periodista". Con la vuelta de este formato consiguió, una vez más, llegar a lo más alto del panel, cada semana se situaba entre el primer y el segundo puesto. Todo el mundo quería saber qué iba a decir el otrora enfant terrible de la tele. En 1978 finalizó su etapa en este programa, que quedaría como uno de los más sonados de la Transición. 


viernes, 25 de diciembre de 2015

Navidades Philips 1961 con Carmen Sevilla y Augusto Algueró


Carmen Sevilla, actriz y cantante con películas de grandísimo éxito como "La hermana San Sulpicio", "Violetas Imperiales", "La fierecilla domada" o incluso la hollywoodiense "Rey de Reyes" a sus espaldas. Augusto Algueró, su flamante marido, compositor y director de orquesta, gran intérprete de piano. Ambos se encontraban en 1961 en pleno momento de expansión internacional y en diciembre regresaban a España tras haber actuado juntos en Buenos Aires, Montevideo y Milán. A pesar de que TVE había anunciado para su día de Navidad la representación de "Cuento de Navidad" dentro del espacio "Tengo un libro en las manos" y después la película de Sáenz de Heredia "La mies es mucha", los espectadores se encontraron, casi por sorpresa, con un especial patrocinado por Philips protagonizado por estas dos figuras y realizado en directo.


La marca había sido una de las primeras en patrocinar programas para la incipiente televisión como "La hora Philips". Con este especial navideño se apuntaba un nuevo tanto porque se garantizaba el 100% de los televidentes y, por lo tanto, su mensaje publicitario sería visto por un par de millones de personas en todo el país al mismo tiempo. Absolutamente rentable. Carmen Sevilla interpretó las canciones más populares de sus filmes más exitosos y finalizó su actuación con una versión íntima y con deje flamenco del célebre "Noche de paz" acompañada por un coro de pastorcillos mientras los chicos de atrezzo simulaban una nevada en el exiguo plató. Era la primera vez en que Sevilla-Algueró actuaban ante las cámaras de TVE. "No había tenido la oportunidad ni tiempo, a causa de mis películas. He estado varias veces en los estudios pero no como actuante sino por otros motivos: entrevistas, etc..." decía Carmen de España entonces. Aseguraba antes de la emisión en directo sentir "una gran responsabilidad. Estoy muy nerviosa y un poquitín asustada pero creo que todo quedará bien". Cuando la periodista Mari Carmen Blanco de TeleRadio le preguntaba por las diferencias entre el cine y la tele respondía: "En realidad el ambiente es muy parecido y en algunos momentos se llega a confundir algunos platós. Sin embargo, a la hora de trabajar es distinto porque mientras en el cine todo se puede hacer de forma más confiada, ya que si uno se equivoca puede repetirse, en la televisión no valen estas equivocaciones". ¡Quién le iba a decir a esta estrella que treinta años más tarde sería famosa precisamente por sus errores!


Augusto Algueró dirigía la orquesta del programa e interpretó al piano algunas de sus composiciones cinematográficas más famosas, entre ellas las de las películas de Marisol y Rocío Dúrcal. Reciente como estaba tras su paso por Eurovisión, "Estando contigo" no podía faltar en este programa. A pesar de que Conchita Bautista no había conseguido una buena posición en el festival, la canción fue popularísima en nuestro país y la versión de Marisol la había encumbrado a las listas de los discos más vendidos. En esta ocasión sería la propia Carmen Sevilla quien la cantaría, no en vano ella misma se la había inspirado a su marido. 
   "Navidades Philips" dejó contentos a los directores de TVE, a los de marca, a los propios artistas que desde entonces colaboraron con nuestra tele (y con las de Hispanoamérica) en multitud de ocasiones y, también y mucho más importante, a la audiencia. Un buen cambio de estrategia en la programación a última hora que funcionó aquel 1961.

lunes, 21 de diciembre de 2015

El primer Sorteo Navideño retransmitido por TVE


Tres cámaras, sólo tres cámaras se utilizaron para la primera retransmisión del Sorteo Extraordinario de Navidad. En 1962 TVE estaba prácticamente en pañales pero cada año sus profesionales se retaban a sí mismos para conseguir sorprender a sus escasos televidentes (como se les llamaba entonces). Aquella temporada la tele patria ya tenía unos cuantos éxitos en su parrilla: "Gran Parada" y "Amigos del lunes" se disputaban el título de "mejor programa de variedades". "Ésta es su vida" tenía enganchados a los espectadores los miércoles y las series "Bonanza" y "Perry Mason" encantaban a la chavalada y a los adultos respectivamente. Los jefazos decidieron que era hora de ofrecer en directo y para toda España el Sorteo Navideño y lo hicieron como pudieron. Hoy en día tres cámaras nos pueden parecer insuficientes pero la mayoría de los programas que se realizaban en directo desde el Paseo de la Habana usaban dos. Sólo los grandes formatos nocturnos tenían tres operadores, uno de ellos manejando una grúa, epítome del lujo técnico televisivo.


La unidad móvil se apostó a la entrada en el primigenio salón de sorteos lo que acaparó la atención de los curiosos. En la programación enviada a las revistas no se había anunciado la retransmisión, algo habitual en la época donde se tomaban decisiones de este tipo con cierta improvisación, así que la campaña dentro de la propia TVE fue primordial en los días previos. Al año siguiente se inauguraría el nuevo edificio de Loterías y los propios locutores se preguntaban si el nuevo sistema del que tan misteriosamente se hablaba por entonces significaría la desaparición de los niños de San Ildefonso en el Sorteo, afortunadamente no fue así.


Jesús Álvarez, la estrella asentada y todoterreno de la Casa, y José Luis Uribarri, el joven profesional que ya apuntaba maneras, fueron los locutores elegidos para retransmitir este evento por primera vez. Sería el comienzo de una larga (y muy fructífera) relación entre la tele y la Lotería. Tanto Álvarez como Uribarri repetirían en esta tarea en varias ocasiones. En aquel año hubo 29 premios mayores y más de 2.000 menores. El primero y el último que sonaron en las voces de los niños canoros se llevaron 20.000 pesetas por tal honor. El sorteo duró algo más de tres horas y fue considerado un éxito técnico. Decía un cronista de la revista "TeleRadio" dos semanas después: "La gente, la poca gente que asiste personalmente a los movimientos de bombos, saltos de bolitas, está más atenta a las enormes cámaras de Televisión Española que al sorteo en sí. En la calle, el coche, unidad móvil de TVE, con una gran maraña de cables que trepan edificio arriba, es objeto de la curiosidad de los tranquilos viandantes de la mañana madrileña". 

Fotos: Calderón para "TeleRadio"

lunes, 14 de diciembre de 2015

Cara a cara. 1977.


El primer cara a cara de nuestra televisión no fue el de Aznar y González y ni siquiera el formato es algo novedoso. Ya desde finales de los cincuenta Victoriano Fernández Asís enfrentó a personas con opiniones encontradas ante las cámaras pero, por supuesto, todo era muy cordial y desde luego no se hablaba de política. Fue en noviembre de 1977, en plena Transición y con ganas de hablar de todo, cuando se estrenó un programa con ese título precisamente, "Cara a cara", y clarísimas intenciones: ofrecer a los espectadores careos entre invitados con opiniones contrarias. Y sí, por primera vez los protagonistas podrían ser políticos. 


El periodista y politólogo Federico Ysart fue su director y presentador. Bregado en la redacción del diario "Madrid" y fogueado en la SER, su firma sería reconocible más tarde en "Cambio 16" y más recientemente en "ABC". Por aquel entonces era asesor del vicepresidente del Gobierno para Asuntos Políticos, Fernando Abril Martorell, y desde ese área se proyectó un debate para televisión que finalmente se concretó en este "Cara a cara". El propio Ysart se encargó de ponerlo en marcha. Declaraba por entonces a la revista "TeleRadio": "La idea ofrecía bastantes riesgos por ser una fórmula inusual en nuestro medio. El programa ahí está. Creo que se da un contraste dialéctico entre fuerzas políticas o entre ideologías distintas con absoluta libertad, libertad que garantizan los mismos protagonistas del espacio".


La fórmula era sencilla y, quizás por eso mismo, muy eficaz. Cada programa se iniciaba con una filmación con datos biográficos de los contendientes de unos 3 minutos aproximadamente cada una y después se pasaba a la confrontación en el plató. Un set sencillo (ni siquiera podríamos definir como decorado el fondo de madera) albergaba a los invitados, nada distraía la atención de lo importante: sus palabras. La realización estaba claramente destinada a la escucha, había plano y contraplano, se enfocaba durante el discurso y también en las reacciones y eran habituales las pantallas partidas. Todo eso que hoy nos parece tan moderno ya había sido probado hace casi 40 años. La duración variaba entre los 30 y los 45 minutos, se realizaba en directo y como decía Ysart: "Se trata de un diálogo y hay veces en que es imposible cortarlo. Lo importante es que la cuestión que se debate quede suficientemente clara, aunque esto es casi imposible. Son dos puntos de vista enfrentados con tesón por cada una de las partes y, evidentemente, a través de una discusión de media hora es muy difícil que dos personas se pongan totalmente de acuerdo. Se trata de que el espectador reciba los ingredientes, esas dos opiniones, y pueda hacerse un cuadro y se quede con los elementos que más le interesen de una y otra postura. Es decir, que salga una conclusión resultante de la defensa que cada una de las dos partes ha hecho en su turno".


A pesar de que a priori no se pretendía que la política fuera la protagonista cada semana y que la intención fuera llevar también a científicos, escritores o sociólogos dependiendo del tema más candente esa semana, finalmente fueron los miembros del Congreso los que más veces aparecieron en este espacio y los que generaron mayor interés. Sin embargo, el que ha permanecido en la memoria para muchos fue precisamente el primero, sobre las elecciones sindicales y protagonizado por los líderes de las dos centrales mayoritarias, CCOO y UGT (con gran disgusto de otras minoritarias como USO). Como bien apunta Manuel Palacio en su libro "La televisión durante la Transición española" (Cátedra, 2012): "Fue un éxito de repercusión pública; tanto es así que el enfrentamiento televisivo de ambos militantes antifranquistas ha dejado una cierta huella en el recuerdo, al menos en uno de los latiguillos que Nicolás Redondo le espetaba a Marcelino Camacho: Mientes, Marcelino, y tú lo sabes". Otros que llamaron la atención fueron los debates entre Rodríguez Sahagún y Ramón Tamames, el de Gonzalo Fernández de la Mora y Enrique Tierno Galván o, atención, el del diputado del PSOE Javier Solana y el senador de UCD Jiménez Blanco sobre ¡el consejo rector de RTVE en la propia TVE! No se llegó a ningún acuerdo y todavía hoy seguimos sufriendo que el Gobierno de turno utilice la tele a su antojo (¡qué nostalgia aquel islote temporal de hace unos años!). 
   El "Cara a cara" de Ysart no duró mucho en antena, apenas una temporada. Otros formatos más plurales como "La clave" se quedaron en la parrilla e Ysart no dejaría la tele, continuaría con programas no demasiado alejados de éste como "Diálogos institucionales". Los cara a cara electorales, digámoslo claro, son mucho más encorsetados que aquellos de finales de los setenta. Todos hemos perdido la virginidad, los políticos y sus asesores, que usan todas las tretas posibles para arrimar el ascua a su sardina ... pero también, no lo olviden, la audiencia que difícilmente se cree ya sus palabras. 


   

sábado, 12 de diciembre de 2015

"El premio", la serie de Chicho sobre los Nobel.


En 1968 Chicho Ibáñez Serrador era considerado uno de los grandes creadores de TVE. Había finalizado su etapa con las famosísimas "Historias para no dormir" y triunfado en varios festivales europeos con su especial "Historia de la frivolidad". Nada hacía prever que su siguiente proyecto para la Casa no alcanzara las mismas cotas de popularidad y prestigio que los anteriores pero "El premio" dececpcionó a sus seguidores.

 

Estrenada el 14 de octubre pretendía contar la historia de algunos de los más célebres ganadores del Nobel. La idea quizás pecó de didáctica y aunque la crítica destacó su profesionalidad habitual y la espectacularidad de la ambientación y lo ajustado de su realización, a los espectadores la cosa les supo a poco. Quizás esperaban algo más del estilo que lo había encumbrado en nuestra tele: suspense, misterio y terror, los mimbres que habían articulado sus series "Mañana puede ser verdad"(y dentro de este título "N.N. 23" y "Los bulbos") y, por supuesto, las ya mencionadas "Historias para no dormir". El primer episodio estuvo dedicado a glosar la figura del propio Alfred Nobel, interpretado por el actor Julio Peña. El título fue "El gran asesino", no olvidemos que Nobel inventó varias armas y la dinamita sin pensar en su potencial para las guerras. Por esa culpabilidad latente creó los premios, para premiar a gente que sí hiciera algo positivo por la humanidad. 


 En realidad esta serie era un remake de una que él mismo había dirigido en 1958 para el canal 7 de la TV Argentina y que había protagonizado su padre, Narciso Ibáñez Menta, toda una estrella del país que también recalo con éxito en el nuestro, entre otras cosas gracias a los programas dirigidos por su hijo a su mayor gloria. En esta nueva tanda, don Narciso sólo intervino en uno de los capítulos, el dedicado al escritor George Bernard Shaw, el autor de "Pigmalión" (en la que ese basaría posteriormente la obra musical "My Fair Lady").

El actor Javier Loyola interpretó al escritor Albert Camus en el capítulo titulado "El hombre que vio las ratas". Aquí pudo ser el protagonista a pesar de que había conseguido cierto prestigio como un secundario solvente en cine y televisión.
   Precisamente el reparto era una de las grandes bazas de la serie, todos los grandes actores habituales de la tele de la época pasaron por ella, desde Luis Prendes a Emilio Gutiérrez Caba, de Lola Herrera a Carmen de la Maza, pasando por Mónica Randall, Maruchi Fresno, Mayrata O'Wisiedo, Julio Núñez, José María Caffarel, Carlos Estrada, Rafael Navarro, Paloma Valdés, Maria José Alfonso, Julio Núñez y, por supuesto, sus habituales Tomás Blanco, Estanis González, Luis Morris o Pedro Sempson (que en 1976 sería uno de los Tacañones y hasta su fallecimiento la voz de Mr. Burns en "Los Simpsons"). 
   Además, para este proyecto Chicho decidió centrarse en la dirección y realización y encargó los guiones a importantes autores como Jaime de Armiñán, Manuel Pombo Angulo, Alonso y Bartolomé Soler, Alfonso Paso, Alejandro Núñez Alonso o Juan Tébar. Quizás ahí radicó el problema de "El premio", era una serie correcta, bien hecha, interesante, que combinaba divulgación con espectacularidad pero... era poco personal, no era un producto "Chicho" y la audiencia es lo que esperaba de él. Finalizó en enero de 1969.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Mina en "Gran Parada". 1962

Enero de 1962. Mina es una de las grandes estrellas de la canción en Europa, es requerida por todas las televisiones del continente y es capaz de interpretar temas en español y francés para contentar a sus fans en esos países. En TVE había debutado el verano del año anterior en el programa "Gran Parada", el gran espacio de variedades de la Casa. El éxito fue enorme y por eso fue contratada de nuevo para actuar ante el público del Teatro del Fomento de las Artes, alquilado para realizar programas de mayor envergadura, como éste. Mina acababa de regresar de América. En los países latinos había intervenido en todos los grandes programas y en Norteamérica había practicado el turismo según confesaba al periodista Mariano R. Villén de la revista "TeleRadio". En Venezuela había pasado un tiempo y había aprendido español, según aseguraba no sólo para cantar sino porque "me es simpático". 
   Aprovechando sus conocimientos del idioma ese sábado cantaría dos temas en español. En total interpretaría cinco canciones, las otras tres en italiano. La expectativa era máxima y los fotógrafos acudieron a su ensayo en el que  lucía jersey amplio, pantalones negros ajustados y botas cortas. Para su actuación en directo llevaría un traje negro de lentejuelas, de esos que daban muy bien en la pantalla en blanco y negro, simple pero efectivo. Mina era joven pero una veterana televisiva así que sabía muy bien cómo cuidar su imagen. Estaba inmersa en la primera etapa de su larga y prolífica carrera, una época directamente ligada a la televisión donde tendría sus propios programas o presentaría títulos míticos de la RAI como "Canzoníssima" o "Milleluci" (junto a Raffaella Carrà, por cierto). Nada que ver con la actualidad donde sigue lanzando discos desde la tranquilidad de su hogar, totalmente alejada de los medios, de conciertos, de giras, casi enclaustrada.


En "Gran Parada" Mina volvió a llamar la atención, tanto del público presente en el Teatro como de la audiencia en casa, los siguientes días muchos de ellos enviarían cartas a TVE o "TeleRadio" para felicitar a la cadena por el fichaje de la italiana para ese programa y solicitando su regreso pronto. Esa petición no pudo ser satisfecha pronto porque justo después de esta actuación Mina regresó a Roma para presentar varios espacios televisivos, después a Viena y Mónaco para grabar discos y posteriormente a Japón para rodar su primera película, según contaba a la prensa de la época. Los espectadores tendrían que esperar hasta junio de 1963 para volver a verla en nuestra tele pero esta vez sería desde los estudios de Barcelona y en el programa "Amigos del martes", la competencia de "Gran Parada". 
   Por cierto, ese mismo sábado que Mina actuaba ante las cámaras de TVE, los italianos estaban viéndola en "Studio Uno" de la RAI. Allí ya estaba normalizado el uso del "video-tape" y había grabado su intervención justo antes de llegar a Madrid.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

La marca del Zorro. 1961


El sábado 4 de marzo de 1961 los privilegiados chavales que tenían tele en su casa invitaron a sus amiguitos menos afortunados para presenciar en pandilla el estreno de la nueva serie infantil de TVE, "La marca del zorro", definido por sus responsables como "un héroe californiano, humanitario, valiente y decidido". Sus aventuras comenzaban a las 18.30, tras "El mundo de los animales" y "Aventura de hilitos", los otros espacios que conformaban el llamado "Programa infantil" que se iniciaba a las 18h tras la Carta de Ajuste. La serie, basada en las famosas aventuras del Zorro (posiblemente sin pagar derechos de autor), estaba guionizada, dirigida y realizada por Fernando García de la Vega y Carlos Muñiz que, a su vez, se encargaban de otras adaptaciones similares pensadas especialemente para ese público previo a la adolescencia. Los intérpretes eran también comunes, una especie de compañía de repertorio que tan pronto encarnaba a unos espadachines como a unos descubridores: Paco Morán (el héroe de doble identidad), Ignacio de Paúl, Joaquín Pamplona, Alfredo Muñiz, Pablo Sanz, Manuel Torremocha, Blas Martín y María Luisa Rubio como protagonista femenina. Estos intérpretes también eran fijos en otros programas dirigidos por García de la Vega, como "Escala en HI-FI". En el caso de Morán era omnipresente, el hombre se pasaba los días en el Paseo de la Habana cambiando de papel hasta que decidió dejar la tele para dedicarse al teatro con grandísimo éxito, sobre todo en Barcelona, donde triunfó no sólo como actor sino también como empresario. 
   "La marca del Zorro" precedió en nuestro país a la serie Disney del mismo personaje estrenada en EE.UU en 1957. Por supuesto los medios eran ínfimos, se realizaba en directo desde el Paseo de la Habana, incluidas las escenas de acción (poquitas y muy limitadas en espacio); nada que ver con la que vimos después (hasta coloreada en los 90), rodada en cine, exteriores y con sus protas cabalgando continuamente. Eso sí, hasta que esos niños pudieron comparar ambas al menos disfrutaron con la modesta (pero seguro que esforzadísima) adaptación patria.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Festival de la OTI 1977


El 12 de noviembre de 1977 se celebró la VI edición del festival de la OTI (Organización de Televisiones Iberoamericanas), nacido a imagen y semejanza del de Eurovisión, al igual que la propia unión de distintas emisoras televisivas, un sistema de intercambio de noticias y programas. Este encuentro musical era simplemente uno más de aquellos programas aunque, posiblemente, fue el que más fama alcanzó durante sus primeros años. En 1977 todavía estaban en pleno apogeo los festivales en toda España y parece que los espectadores no sólo los aceptaban de buen grado si no que incluso los demandaban. El de la OTI nació ya con un grave problema: el de intentar unir culturas totalmente distintas, sólo afines en cuanto a la lengua. Y otro incoveniente (puramente televisivo éste): el horario. El prime-time de aquí era el day-time de allá. A pesar de todo esto, aquel encuentro del 77 venía precedido de cierta expectación en nuestro país, el año anterior lo había ganado María Ostiz con su "Canta, cigarra" y, siguiendo las normas, el anfitrión sería el ganador, es decir, España.

El lugar elegido como escenario sería el Centro Cultural de la Villa de Madrid, a todas luces insuficiente ya entonces para albergar un certamen de este tipo. Durante una semana el equipo de TVE intentó acomodar sus equipos lo mejor posible y preparar una escenografía sencilla en la que la orquesta estaba sobre el escenario y servía de fondo continuo a los intérpretes. Los presentadores eran dos de las estrellas de la Casa, Mari Cruz Soriano y Miguel de los Santos. La primera había ascendido del Centro Territorial del País Vasco a Prado del Rey para sustituir a Isabel Tenaille en "Gente". Ese programa le dio una tremenda popularidad y hasta finales de esa década sería la "chica para todo". Unas semnas antes del evento fue portada de varias revistas anunciándolo, lo que da una idea del interés de la audiencia por la OTI. De los Santos era uno de los profesionales más bregados en festivales musicales, tanto en radio como TV de la época. Además había presentado programas de éxito como "La gran oportunidad", dirigido por él mismo y retransmitiría el de Eurovisión unas cuantas veces.


La orquesta estaba dirigida por el maestro Rafael Ibarbia, otro icono audiovisual de los 60-70. Había sido el director de la agrupación de "Galas del Sábado" entre 1968-70 y posteriormente también se encargaría de la del ómnibus "Todo es posible en domingo" y la de "Gente Joven". Era junto a Augusto Algueró y Waldo de los Ríos, un  fijo de la Casa en estos menesteres aunque los otros dos fueran también reputados compositores y arreglistas. Ibarbia sonreía continuamente y parecía estar siempre disponible para llevar la batuta en cualquier programa.


Por España participó el grupo Trigo Limpio con la canción "Rómpeme, mátame" compuesta por Juan Carlos Calderón del que no hace falta resumir su brillante trayectoria aunque desde luego esta canción no forma parte de lo mejor de su repertorio. El título ya augura lo que dice la letra y como el romanticismo (afortunadamente) ha cambiado bastante no hagamos leña del árbol caído. El trío estaba formado por Amaya Saizar que con tan sólo 19 años tenía gran aplomo sobre las tablas porque tenía experiencia como cantante desde sus tiempos de bachillerato (una cosa que existía hace años, amiguitos, y que no era mucho peor que B.U.P. o E.S.O.), Carlos Gil e Iñaki de Pablo. Sus preferencias estaban muy claras: John Denver, Linda Rondstadt, Neil Diamond... era uno de aquellos grupos españoles que hacían folk patrio aprovechando unas perfectas armonías vocales para interpretar piezas muy acordes con la Transición. Se deshizo poco después, Amaya paticipó en Eurovisión con Bravo y Trigo Limpio también pero con otra cantante, Patricia. Hoy todavía siguen litigando por el nombre original en distintos países. En esta OTI consiguieron un magnífico tecer puesto. Y menos mal que no ganaron porque teniendo en cuenta la pobreza y la desgana latentes en la organización de ese año no parece que TVE tuviera ganas de comerse el marrón una vez más.   

Aquel 1977 el Centro Cultural de la Villa albergó (como pudo) a los representantes de 21 países y junto a los clásicos de este concurso como Portugal, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (prácticamente fijos) nos encontramos otras naciones que sorprenden en la lista, por ejemplo, Antillas Holandesas. Ced Ride (en la foto) participó con la canción "Gente eres tú", un título típico de la OTI, unión de los pueblos, qué bonito es nuestro mundo, la lengua es común, bla bla bla... Vale, todo eso está muy bien pero repito: Antillas Holandesas. Ahí queda el dato. Ah,  consiguió un solo voto, más de lo que obtuvieron Guatemala, Honduras, Brasil y México.

Otro país que rechina un poco entre los participantes (año 77, insisto): Estados Unidos. Lissette Álvarez (en la foto) con "Si hay amor... volverá" (tócate las narices, encima tengo que esperar a que esté de mejor humor para demostrar su amor) fue la representante norteamericana en una época en la que Don Francisco todavía no emitía desde Miami y, por lo tanto, el concepto de "latinos, sed bienvenidos... y vuestros votos más" no estaba vigente. Pero era una época de ilusiones, de hermandad y U.S.A. se apuntaba a todo. Lissette tenía orígenes cubanos y porto-riqueños y en la siguiente década ganaría cierta fama con su versión de "Eclipse total de amor". En la OTI quedaría en segundo lugar empatando con República Dominicana con Fernando Casado y su "Al nacer cada enero". Destacan, entre el resto de concursantes, la canción peruana "Lando" compuesta por Chabuca Grande e interpretada por Cecilia Bracamonte y el portugués Paulo de Carvalho que había presentado a su país en Eurovisión tres años antes.


El ganador fue Eduardo González (más adelante conocido como Guayo González) de Nicaragua con la canción "Quincho Barrilete" compuesta, atención, por Carlos Mejía Godoy (el de los de Palacagüina, o sea, el que alucinaba con tus perjúmenes, mujer) que, por cierto, en el 80 participaría también como cantante. Este tema es, aparentemente, infantil y musicalmente no es gran cosa pero... en realidad  esconde una crítica a la penosa situación de su país en la que los hermanos mayores tenían que trabajar para ayudar a la economía familiar. Quizás gracias a esa supuesta inocencia que destilaba la sencilla tonadilla consiguió pasar la censura del dictador Anastasio Somoza y los votos, posiblemente, premiaran su valentía. 






martes, 24 de noviembre de 2015

Recuperando "Plinio", una serie maltratada


En marzo de 1972 comenzaba la emisión de una de las grandes apuestas en ficción de la TVE de la época, "Plinio". Basada en las populares novelas de Francisco García Pavón, relataba las investigaciones de un policía municipal de Tomelloso, un hombre de edad rayana en la jubilación, gesto adusto, pocas palabras, mirada inquisitiva y maneras antiguas pero un auténtico lince en el comportamiento humano que le permitía resolver crímenes no sólo de su zona sino también de la capital de la provincia, requerido por sus jefes, muy conscientes de su buen hacer.

El autor junto al protagonista durante el rodaje en Tomelloso
El personaje había aparecido por primera vez en 1953 en un relato de la revista "Ateneo". Su autor, García Pavón, no era consciente entonces del juego que le iba a dar y, de hecho, tardaría 12 años en retomarlo en la novela corta "Los carros vacíos". En esa década de los sesenta es cuando desarrolla el carácter de este policía en distintos relatos y novelas cortas hasta que en 1968 la crítica se rinde a sus esfuerzos y queda finalista del Premio Nadal con su primera novela larga de Plinio, "El reino de Witiza". Será sólo el comienzo, al año siguiente consigue el Premio de la Crítica de Narrativa por "El rapto de las sabinas" y el Nadal por "Las hermanas Coloradas". Y todo con unos textos de género policíaco, algo muy poco habitual, lo que confirmaba que aquellas historias de Tomelloso eran mucho más que eso. 


Giménez Rico dirige a sus actores protagonistas

No es por lo tanto extraño que TVE eligiera estas aventuras para realizar su primera serie rodada en cine, en 35mm ¡y en color! Aunque ya había habido varios experimentos probando distintos sistemas de color, sobre todo destinados a concursos internacionales o a emisiones para toda Europa (como el festival de Eurovisión del 69) en nuestro país no se abandonaría totalmente la producción en blanco y negro hasta finales de los setenta y en muchas casas no llegarían los primeros receptores "a colorines" hasta la siguiente década. Lo que parecía un privilegio para esta serie se convertiría en un regalo envenenado, y no sólo por la lucha interna de sistema elegido (PAL o SECAM) sino por cuestiones mucho más prácticas para la audiencia. El director de cine Antonio Giménez-Rico adaptaría visualmente las historias de García Pavón y él mismo escribiría el guión junto a José Luis Garci.


 

Antonio Casal, un actor de cine de sobradísima experiencia, galán desde finales de los treinta hasta los cincuenta, especializado en comedia pero muy hábil cambiando de registro hacia el drama en una misma escena, sería Plinio. Alfonso del Real, ubícuo en producciones teatrales y televisivas desde los sesenta, Don Lotario, el veterinario del pueblo, fiel amigo del policía y ayudante en sus pesquisas, una suerte de Watson con más sorna y bastante más respetado por su amigo que el doctor británico. 


La serie se rodó en escenarios naturales, principalmente en Tomelloso. Producía José María González Sinde y dirigía la fotografía José Luis Alcaine, un genio de la luz premiado con 5 Goyas y requerido para producciones internacionales. Todo parecía indicar que la serie se convertiría en un éxito y que la decisión de rodarla en cine y en color permitiría que se repusiera constantemente y además facilitara sus ventas al exterior. Pero no fue así, la serie fue considerada un fracaso absoluto y la crítica la masacró. Sirva como resumen lo que dice el gran cronista de nuestra television, Baget-Herms, en su Historia publicada en 1973, todavía reciente la cicatriz: "La expectación que rodea esta adaptación de las novelas de García Pavón se convierte muy pronto en una gran decepción. Carente de todo ritmo cinematográfico, e incluso de interés, las aventuras de Plinio pasan sin el menor éxito por la pantalla y hacen realmente un flavo favor a García Pavón y a la ciudad de Tomelloso. Tampoco se salva la actuación de Antonio Casal, en quien el público no sabe "reconocer" el héroe de estas novelas". El propio director, Giménez Rico, realiza declaraciones a finales de los setenta culpándose por no haber sabido llevar a buen puerto este proyecto. Sin embargo, en 2003, en una entrevista que me concedió durante el rodaje de "Hotel Danubio" me confesaba que, con el paso del tiempo y su emisión en Canal Nostalgia, sentía que quizás habían exagerado con el vapuleo general y que quizás no estaba tan mal como decían en aquella época.


¿Qué pasó realmente? ¿Por qué una serie tan mimada en su concepción desilusionó a tanta gente? La respuesta es muy sencilla: era imposible verla bien. Así de simple. Una serie rodada en color, en cine, con mucho contraste y con multitud de escenas nocturnas no era la adecuada para su emisión en pantallas televisivas en blanco y negro. Lo que el espectador se encontraba en pantalla casi todo el tiempo era una mancha oscura. Afortunadamente hoy podemos hacer justicia a este serie avanzada a su tiempo gracias a la edición en DVD de 39 Escalones (la misma compañía que ha editado otras series históricas de nuestra tele como "Este señor de negro", "El conde Montecristo", "Los tres mosqueteros" o "El quinto jinete"). Remasterizada, "Plinio" es otra cosa. Posiblemente quienes la vieron en su momento no la reconocerían, y para los nuevos espectadores supone una agradable sorpresa. No todos los capítulos son brillantes, ni mucho menos, y el ritmo a veces se nos antoja un poco lento, sí, pero no olvidemos que ha cumplido los 43 años y que ha envejecido mucho mejor de lo esperado teniendo en cuenta su recepción inicial. Merece la pena recuperar la interpretación de Casal, tan criticada en su momento y que hoy se ve muy moderna, contenida y realista. Muy recomendable para curiosos del género policíaco televisivo. 





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Del trazo al píxel

 

"Del trazo al píxel" es un gozoso recorrido por la historia de la animación española en su centenario. Este ciclo de proyecciones producido por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y Acción Cultura Española (ACE) se estrenó en el festival francés de Annecy (el más importante del mundo en cuanto a animación) en junio de este año. En diciembre se proyectará en Barcelona y en febrero en Madrid pero está previsto que recorra los principales museos y festivales próximamente así que os recomiendo que estéis muy atentos por si pronto visita vuestra ciudad. Pero si el ciclo no os pilla cerca se puede disfrutar del pack de DVD que ha editado Cameo que acompaña y completa esta muestra. Una cincuentena de cortos de todas las épocas, desde los inicios a principios del siglo XX hasta la actualidad y además un largometraje rompedor, “Historias de amor y masacre”, todos sometidos a una limpieza que hace que los veamos como nunca. ¿Y por qué hablamos de este proyecto en un blog televisivo? Pues porque sus responsables han tenido la maravillosa idea de recuperar un buen número de los spots creados por los Estudios Moro que no sólo se emitían en los cines sino que desde finales de los 50 estaban pensados especialmente para televisión.

 

En esta selección nos encontramos con joyas dirigidas por José Luis Moro y por sus “fichajes estrella” Pablo Núñez, Paul Casalini y Francisco Macián, premiados en festivales internacionales y difíciles de ver hoy en día. La comisaria del proyecto, Carolina López, nos explica por qué se incluyen en este recopilatorio: “Encontrar estos spots en cine y poder ofrecerlos en buena calidad fue uno de mis motores para embarcarme en este proyecto. Nunca podré agradecer lo suficiente a Movierecord su generosidad y me alegra enormemente que hayan decidido depositar su archivo en la Filmoteca Española para que pueda estar accesible a todo el mundo. Esos spots son una maravilla de diseño y animación, pero sobretodo son el reflejo de una época muy determinada en una España que dejaba atrás la posguerra y experimentaba un boom económico.”

 

Y es que el propósito de recuperar los cortos y los largometrajes estaba muy claro para Carolina y su equipo: “que la gente pudiese verlos, porque por mucho que se escriba sobre cine, si no se ven las películas, el cine no existe”. Para ella este proceso de recuperación comenzó, en realidad, hace décadas: “La búsqueda podría decir que es un tema que me acompaña desde hace tiempo En 1992 escribí mi tesis (en una escuela inglesa ¡y ganó un premio en Estados Unidos!) sobre animación española. Ya entonces empecé una búsqueda que ha culminado con el trabajo de estos dos últimos años. Hemos echado mano de todo tipo de archivos públicos y privados para la documentación y en cuanto a la restauración, remasterización y digitalización de materiales las filmotecas, sobre todo la de Cataluña y la de Madrid nos han ayudado a recuperar los materiales históricos en la mejor de las condiciones posibles, también ha colaborado alguna empresa privada como 360 BCN. Cada caso ha sido distinto; desde un telecine, al escaneado frame a frame con corrección de color, remasterizaciones de video, audio…”

 

No todo lo que se puede ver en el DVD se proyectará y viceversa: “Hay películas que coinciden en ciclo y DVD (sobre todo las de los primeros tiempos), para el resto, simplemente la consideración de qué podía funcionar mejor en un soporte u otro y en algunos casos contados temas de derechos. De un mismo autor a veces hemos elegido una película para la gran pantalla y otra para la pequeña. En cuanto a los largos, por ejemplo, elegimos “Historias de Amor y Masacre” para el DVD, porque nos parece, además de una obra de gran actualidad, que al haber sido hecha a base de cortos, se podía consultar muy bien en ese formato”. En Annecy, la primera proyección, se reivindicó el primer largometraje de animación europeo en color, realizado en nuestro país. El público del festival pudo descubrir obras totalmente olvidadas y la respuesta ante su ingenio y calidad fue muy positiva: “Creo que ese descubrimiento también se ha dado entre los propios creadores, las nuevas generaciones de animadores han descubierto títulos y nombres de los pioneros que fueron abriendo un camino nada fácil. La reacción ante el programa ha sido de mucha curiosidad y sorpresa al poder ver, por ejemplo "Garbancito de la Mancha", el primer largo a color europeo o el impresionante talento de nuestros jóvenes autores y autoras. Ha sido muy emocionante ver a gente de nacionalidades muy distintas asistir a las sesiones y vibrar e interesarse por nuestra cultura y nuestra animación.”

 

Por qué nuestra televisión tardó tanto en apostar por nuestros artistas es un misterio, teniendo en cuenta que desde los 40 había varias compañías que realizaban cortos para el cine dirigidos por genios como Escobar, Muntañola o Tur y que ya en los 50 se realizaron varios largos (algunos perdidos hoy), sorprende que la primera serie española de dibujos animados para TVE se produjera en 1967, “Molécula” de Cruz Delgado, y además fuera una excepción que no tuvo continuidad. “Imagino que quienes tenían que tomar esas decisiones estaban por otras cosas o no miraban lo que ocurría en otros países más avanzados en este terreno. No obstante, la primera serie de televisión de Japón, Astroboy, no nació hasta 1963 y es un país importante en la producción de series de animación para TV” reflexiona Carolina López.
“Del trazo al píxel” es una oportunidad hasta ahora inédita de estudiar la evolución de nuestra animación y, sobre todo, de disfrutar de ella. Un paseo por distintas épocas, técnicas y sensibilidades que merecía esta reivindicación.

martes, 10 de noviembre de 2015

¿Por qué sigue vigente Hanna-Barbera?


Pioneros en la programación infantil televisiva, inventores de nuevos conceptos de series de animación, perpetuos vencedores en la batalla de las audiencias, primeros en estrenar dibujos animados en prime-time… y todo eso viniendo del cine donde también habían triunfado. Bill Hanna y Joseph Barbera (o lo que es lo mismo Hanna-Barbera) desarrollaron para la tele personajes que siguen vivos: Los Picapiedra, Scooby-Doo, Yogui, Los Supersónicos, La Hormiga Atómica, Autos Locos… y hasta un canal de televisión que triunfó en los 90, Cartoon Network con series tan rompedoras como Las Supernenas o El Laboratorio de Dexter salidas directamente de la factoría H.B. Un nuevo libro ahonda en la herencia de la productora que cambió la manera de hacer televisión para niños (y también para adultos, ¿por qué no?), “De Tom y Jerry a Las Supernenas” del escritor y periodista mexicano Mauricio-José Schwarz, editado por Dolmen.

- Es curioso comprobar como la marca “Hanna-Barbera” sigue viva y con mucha salud a pesar de que, como tal, su última producción fuera Las Supernenas. ¿Qué es lo que lo que nos ha dejado en el ideario colectivo? ¿Por qué productos de hace más de 40 años siguen gustando?
No pretendo saberlo, pero especulo que se debe sobre todo a que, como toda obra cultural perdurable (y sí, son parte de nuestra cultura), echan mano de universales humanos, de asuntos, situaciones y personalidades con las que todos nos podemos identificar. La grandilocuencia de Pedro Picapiedra la encontramos en gente a nuestro alrededor aunque nuestro entorno no sea el suburbio estadounidense de los 60 idealizado. Nos pasa con la literatura y el cine, también. Lo universal queda y Hanna-Barbera supo llevar muchos de esos universales a la pantalla.


- Últimamente el erial bibliográfico sobre esta productora ha empezado a poblarse. Autores de distintas procedencias, edades y culturas escriben (escribís) sobre el legado de Joseph y Bill. ¿Cuál ha sido tu motivación para lanzar tu libro?
Mi gusto por Hanna-Barbera, sobre todo. Suelo reunirme a comer con Jorge Iván Argiz (editor y crítico de cómic) varias veces al año y en algunas ocasiones comentamos asuntos de dibujos animados. Le relaté mi relación con el doblaje de las series al español, mi conocimiento de los implicados y mi afición por esta forma de entretenimiento. De él vino la idea de hacer el libro y me pareció una forma excelente de contar cosas que me apasionan. Debo reconocer que no sabía si había o no libros en español sobre HB, mi investigación fue exclusivamente en inglés.
- Con los años imagino que tus preferencias hannabarberianas han ido cambiando. ¿Cuáles eran tus personajes preferidos de niño y cuáles te gustan más ahora?
De niño, Los Picapiedra y Don Gato, por supuesto, y en menor medida los personajes relacionados con Juancho el Lagarto y Los autos locos. De adolescente me hice fan de Scooby-Doo, que me sigue pareciendo brillante, y mis últimos amores hannabarberianos fueron, sin duda, El laboratorio de Dexter y Las Supernenas.


- En tu libro explicas detalladamente cómo la poderosa productora nació realmente de la necesidad, con el desmantelamiento de la división de dibujos animados de MGM para la que producían y dirigían los cortos de Tom y Jerry…
Sí, es un punto de inflexión para el cine y una de las grandes revoluciones del entretenimiento y el arte... La televisión marcó finales y principios a nivel de toda la sociedad de un modo que hoy encontramos difícil de valorar. Quizá un paralelismo sería la invención de la imprenta, que igual democratizó la palabra escrita que dejó desempleados a los copistas de toda Europa. La industria del cine se vio obligada a cambiar profundamente para no desmoronarse debido al golpe que representó la televisión. Hanna y Barbera tuvieron que inventarlo todo con base en su experiencia y un capital realmente exiguo.

- Aunque ellos no inventaron la animación limitada sí que fueron los que sacaron más provecho de ella. ¿Cuáles fueron sus claves para sacar partido de “un problema” como era la falta de tiempo y presupuesto en televisión?
Una muy importante quizá fue que descubrieron que el tipo de toma que favorecía la animación limitada se veía mejor en televisión que los fluidos movimientos de la animación fotograma a fotograma. La sencillez –obligatoria- del diseño de fondos y los frecuentes close-ups de los personajes eran magníficos para su animación y para la televisión. Pero tal vez lo determinante, por supuesto, es la habilidad con que dieron el giro de la comedia “física” (Tom y Jerry no hablaban, eran herederos directos del cine mudo) a la comedia verbal, con retruécanos, juegos de palabras, dobles intenciones y una plétora de brillantes actores de la voz impulsados por un equipo de guionistas impresionante que crearon todo un estilo. Si lo piensa uno, el cambio es tan radical que resulta admirable que lo hayan conseguido casi de un día para otro. Ruff and Reddy, por ejemplo, ya tiene diálogos que enganchan y divierten. Y la serie aparece en televisión incluso antes de que se estrene en las salas de cine el último corto de Tom y Jerry.

- Quizás muchos no recuerden que los cortos de Yogui, por ejemplo, formaban parte de otro show, nos hemos acostumbrado a verlos independientemente y como “relleno” en cientos de canales pero H-B idearon un nuevo concepto de show infantil que se asemejaba a la publicidad por su brevedad y concisión…
En realidad lo que hicieron fue adaptarse a las reglas de la televisión estadounidense, que asigna un tiempo fijo a la publicidad y a la programación. No existe el concepto “25 minutos de publicidad antes de las últimas escenas de la película” que la televisión española ha consagrado como summum del abuso al espectador. Los “actos” de 7 minutos por 3 de publicidad siguen siendo la norma de las grandes cadenas. Y resultó que ese tiempo se adaptaba bien a la capacidad de atención de los niños, así que sus cortos eran historias completas en 7 minutos, presentando 3 en media hora o 6 en una hora.


 
- Los Picapiedra supuso una nueva etapa no sólo para la productora sino para la historia de la televisión…
Sí, porque se hizo para adultos directamente, sin las concesiones habituales para los dibujos animados. Es claro que los cortos animados del cine, de todas las productoras, estaban orientados a niños y adultos... tenían que gustarle a ambos, aunque se escudaran en ser “infantiles”, cosa que además permite al adulto perdonarse por disfrutarlos (“lo veo por los niños”) y andaban siempre en una cuerda floja. Es más notable en la animación hablada como la de Warner Brothers, donde los chistes y las situaciones llegaban a ser realmente picantes y sugerentes. Los Picapiedra ni siquiera intentaron ser infantiles (aunque los veamos así hoy) y demostraron la madurez de los dibujos animados en la televisión y nuevos caminos para la comedia cuando se estaba renovando el concepto de la sitcom o comedia de situaciones.
- Sin embargo sus siguientes apuestas para el prime-time, Don Gato y los Supersónicos, no funcionaron tan bien a pesar de que eran buenos productos, ¿cuál es tu hipótesis al respecto?
No tengo nada sólido. La única especulación que me parece razonable es que se esperó que fueran Los Picapiedra y desanimaron a los anunciantes, que eran quienes controlaban la programación. Don Gato no era familiar y Los Supersónicos se parecía mucho a Los Picapiedra pero no lo suficiente (faltaba el contrapunto, por ejemplo, de la segunda pareja contrastante).


- Jonny Quest también se emitió en prime-time pero forma parte de una nueva “división” dentro de la empresa, las series de aventuras con dibujo más realista. Una revolución que fue un éxito de audiencia pero… que no se renovó…
Jonny Quest fue, como lo cuento en el libro, víctima de sus altos costos de producción y además de organizaciones moralistas que no veían con buenos ojos la violencia de la serie, el que hubiera muertos en las aventuras, por ejemplo, o que el peligro fuera mucho más sólido que los de pega que vivían los personajes infantiles. Sigue siendo una serie ejemplar en muchos sentidos, sin embargo, desde el antirracista hasta el científico.


- Lo cierto es que JQ abrió una nueva ventana para H-B y con la entrada en el estudio del genio Alex Toth se lanzaron nuevas series muy distintas de las que habían hecho a la productora la más poderosa en el terreno infantil televisivo.
Yo pensaría, repito que especulo, que el modelo del animal antropomórfico en situaciones de aventura-comedia llegó a sus límites y el paso a personajes “humanos” o “realistas” con aventuras más tangibles era inevitable en ese momento, resultaba refrescante para público y anunciantes y aprovechaba la capacidad creativa de Toth y del equipo que encabezó. Hay que pensar que por esos mismos años (1960-61) el cómic mismo sufre una revolución en cuanto a su realismo con la aparición de Los Cuatro Fantásticos, los héroes con fallos humanos con los que Stan Lee renovaría el medio. Innovaciones simultáneas que responden también a los cambios del público.
- Hay que valorar la valentía de Joseph y Bill a la hora de innovar, buscar nuevos caminos y atreverse a vender ideas distintas. Si no fuera por el éxito de sus primeros shows las cadenas no hubieran comprado estas “ideas rompedoras”…
Es muy importante, creo yo, anotar que eran artesanos dedicados y enamorados de su artesanía. No se veían como grandes artistas (aunque lo fueran) ni como magnates, sino como tipos que hacían lo que querían y, cuando los echaron, se rebelaron ante la idea de volver a trabajar en un banco o vendiendo autos usados. Su audacia no es sino la lucha por hacer sobrevivir su oficio, y su éxito representó una vida nueva para actores, guionistas, animadores y toda la gente que había trabajado en los departamentos de animación de los grandes estudios.


 
- Con Scooby-Doo se inicia otra tendencia dentro del estudio, son innumerables las series que han imitado esta fórmula y personajes. ¡Y sigue funcionando! ¿Cuál es su secreto?
Obviamente si lo supiera lo repetiría y me llenaría de dinero y admiración. Creo que es, como otros muchos casos, difícil de explicar incluso en retrospectiva. Los principales personajes son un desastre, ni siquiera son los héroes, Shaggy y Scooby. La que resuelve las cosas no es la guapa pelirroja, sino la sosa regordeta de las gafitas (Velma o Vilma, que tiene una base de fans que la consideran la verdadera sex-symbol de la serie y hacen fanart y cosplay con ella, cosa que casi nadie hace con Dafne)... todo parece al revés de lo esperable y sin embargo, efectivamente, funciona.
- Llegados a este punto Bill y Joseph seguían formando un dúo mágico pero no eran amigos (ni tampoco enemigos).
Nunca fueron amigos, fueron buenos compañeros de trabajo que se respetaban pero que mantenían sus diferencias en todo, el descendiente de inmigrantes irlandeses que amaba los scouts y el bosque y el descendiente de inmigrantes italianos que amaba la buena vida y las fiestas de Hollywood... Ésta es una constante que funciona en muchos duetos exitosos. Pienso actualmente en Penn Jilette y Teller, dos magos que revolucionaron su oficio y son de los más exitosos en Estados Unidos. Se estiman, se respetan pero no son amigos y fuera del trabajo tienen vidas muy independientes.


- Y cuando parecía que la productora estaba a la deriva en cuanto a creatividad… aparecen Los Pitufos y se consigue un éxito global difícilmente imaginable (y repetible). Tal fue el éxito que le costó la salud a su creador, Peyo, poco habituado a lidiar en este tipo de negociaciones sobre la esencia de sus personajes…
Y es totalmente inesperado para la propia productora, al ser idea de un ejecutivo de la televisión. Un elemento de márketing (un peluche) lleva al cómic y a la idea de convertirlo en dibujos animados. Lo que me llama la atención es que en general el cómic europeo no ha sido exitoso en Estados Unidos, sus fórmulas no se llevan bien con la visión estadounidense. HB hizo un gran trabajo para traducir culturalmente a los pitufos y reuniversalizarlos al estilo estadounidense.
- En los 90 H-B se reinventa con la aparición de Cartoon Network y de nuevo conquista el mercado internacional con una fórmula novedosa.
Sí, porque es finalmente la marca que representa “dibujos animados” para la generación que hace Cartoon Network, y que es en gran medida la mía. Creciste viendo sus dibujos animados y probablemente ésos te inspiraron para volverte dibujante y animador... es lógico que poder trabajar bajo su escudo, su nombre, sea una fuerte motivación para cualquier creador. Y para un ejecutivo como Fred Seibert que hizo el audaz proyecto “What a Cartoon!” y que es de la misma generación. Los animales son ahora menos ideales, como en “Dos perros tontos” o “Vaca y Pollo”, los gustos y los estilos han cambiado, pero la intención de hacer buenos dibujos animados permanece y continúa.


- En tu libro explicas muy bien los movimientos finales de la productora y cómo se convierte en una marca más dentro de un conglomerado de empresas. ¿Tenemos H-B para rato o ya sólo debemos confiar en que sepan cuidar su legado?
No, creo que la historia de HB está concluida. Ni siquiera hay planes de reanudar la producción bajo su sello. Cuidar su legado y comercializarlo sin desvirtuarlo demasiado sería más que suficiente. Pero no olvidemos que para los dueños de los derechos y los accionistas de las empresas que los administran, el valor sentimental que nosotros le adjudicamos a la marca y sus productos es episódico, quizá respetable pero en modo alguno base para tomar decisiones... lo que les interesa es rentabilizarlos al máximo. Eso puede ser una bendición o una maldición. En todo caso, nadie le puede quitar al estudio y a sus dos creadores su lugar en la historia.