domingo, 31 de mayo de 2015

Tac au Tac

El placer de observar cómo trabaja un artista es inmenso, comprobar cómo de las manos de un dibujante aparecen personajes o situaciones con una facilidad pasmosa alimenta nuestra faceta más voyeur y así lo entendieron los directivos de la ORTF (la televisión francesa) cuando aceptaron una curiosa propuesta del guionista y director radiofónico y televisivo Jean Frapat. Corría el año 1969 y el mercado de cómic franco-belga era ya toda una industria que dominaba el sector en Europa. Personajes como Tintín, los Pitufos, Astérix y Obélix, Lucky Luke o Spirou vendían cada semana cientos de miles de ejemplares de sus revistas y autores como Hergé, Uderzo, Goscinny, Peyo, Morris o Franquin eran reconocidos por un amplio público que iba desde los infantes hasta los abuelos. No parecía descabellado ofrecer un programa en el que se les viera dibujar pero a nadie se le había ocurrido convertirlo en un juego cómplice entre artistas y vestirlo televisivamente con una estética moderna, el resultado fue "Tac au Tac".

Frapat era un tipo listo y se dio cuenta de que podía aprovechar las posibilidades del medio para hacer un programa ligero, rápido, divertido y, al mismo tiempo, artístico. Cada programa tardaba horas en grabarse pero sólo duraría en pantalla unos 13 minutos. Una edición ágil acompañada de una imaginativa narración a cargo del propio director (un experimentado guionista no obstante) complementaban lo más importante: el trabajo de los dibujantes. En una misma emisión podían "competir" amistosamente Peyo, Franquin, Morris y Roba, autores fundamentales de la escuela de Marcinelle, la cuna de la publicación "Spirou" donde todos publicaban con enorme éxito.

Un estudio sin decorado, una mesa y un tablero eran suficientes para que los dibujos no perdieran protagonismo. En cada emisión se proponía un juego, en muchos casos al estilo de los que practicaban los surrealistas a principios del siglo XX a modo de "cadáver exquisito". Dibujos en paralelo, improvisaciones sobre un mismo tema, continuación de lo que ha comenzado el otro pero viendo sólo una parte... cualquier cosa valía para demostrar su ingenio.

Con el tiempo el programa pasó del blanco y negro al color, el decorado fue adornándose más y nuevos autores de revistas contestatarias se unieron al elenco habitual. Forest, Bretecher, Moebius, Druillet o Hugo Pratt formaron esa nueva generación que llevó al programa los nuevos aires del cómic de los setenta. También se abrió la puerta a otros países: el italiano Guido Crepax o el español Esteban Maroto también acudieron e incluso se grabó el programa en Nueva York para dar cabida a dibujantes como Joe Kubert o Neal Adams.

Ocasionalmente se invitaba a guionistas como Goscinny que participaba junto a su "socio" Uderzo. En realidad no había competencia, los espectadores eran testigos de la admiración de unos por los otros, entre compañeros de revista o a autores de la competencia, entre los jóvenes y los veteranos... y viceversa. La complicidad era evidente y los primeros planos que ofrecía el realizador lo demostraban con una expresividad brutal. Era la visión de un documentalista y la audiencia testigo privilegiado.
   "Tac au Tac" finalizó en 1975. Seis años de un programa tan sencillo (y complicado en su desarrollo) como eficaz para una televisión que quería ser moderna. Su éxito permitió a Jean Frapat seguir experimentando formatos novedosos hasta principios de los ochenta. Hoy, con la apertura al público de lo archivos del Instituto Nacional del Audiovisual en Francia, los aficionados al cómic pueden disfrutar con estas joyitas y preguntarse dónde fueron a parar todos esos dibujos, cuestión nunca aclarada.

jueves, 21 de mayo de 2015

"Stop", la serie que alertaba de los peligros en la carretera

 

¿Puede protagonizar una serie de televisión un Guardia Civil de Tráfico? En 1972 sí, "STOP" narraba semanalmente en capítulos de media hora el trabajo de una patrulla de tres agentes de tráfico. La idea era concienciar al espectador de la importancia de cumplir las normas de circulación para evitar accidentes y gozó de un cierto éxito aunque las críticas por su "crudeza" limitaron su existencia en la parrilla. "Basada en hechos reales y sin ahorro de verismo truculento" decía la revista TP cuando se cumplían dos meses de emisión. "En cuanto al llamado 'impacto' nadie se lo niega. Las tenues críticas han comenzado a apuntar que quizá no sea el miedo un buen aliado del conductor, que la psicosis de pánico no siempre favorece el tranquilo discurrir por las rutas nacionales, que muchos espectadores cierran el televisor poco antes de que el coche en imagen se precipite al accidente" abundaba la famosa publicación sobre la polémica.


El actor Manuel Gil, uno de los galanes del cine español de los sesenta, protagonizaba esta serie interpretando el papel del "Teniente", sin nombre, el cargo era más que suficiente. Le secundaban Víctor Petit como el cabo Teruel y Paco Marsó (sí, el difundo exmarido de Concha Velasco) como el guardia Hernando. Gil había adquirido gran popularidad gracias a las películas "La Casa de la Troya" (1959) junto a Arturo Fernández y "Botón de ancla" (1961) con el Dúo Dinámico y en esa época también probó suerte en el cine europeo con papeles de relativa importancia en peplums como "Ursus" o westerns como "Por mil dólares al día". Su pinta de nórdico le permitía ejercer hasta de vikingo si el papel lo requería pero nunca llegó al estrellato que quizás merecía. Eso sí, siguió trabajando hasta hace un par de años. Hoy, con 88, no sé cómo recordará su experiencia luciendo tricornio en la TVE de los setenta pero en aquel momento era bastante autocrítico: "A mí me toca echar la bronca amable de 'no se dan cuenta del juguete peligroso que tienen en las manos' etc. La verdad es que mi personaje es difícil, muy difícil, porque es completamente lineal. Para un actor al que le gusta interpretar y crear tipos, como me pasa a mí, lo pasa mal en éste porque no da pie a casi nada. Tengo que limitarme a ser sobrio, sin emocionarme con los protagonistas, porque no es lo mío, y sin hacerme el simpático gracioso porque no pega. De todas formas, ahora a medida que avanza la serie, voy teniendo más posibilidades de interpretar. La serie no es sólo de accidentes sino que también hay casos policíacos y en esos mi intervención es más completa."


Gil era consciente de las limitaciones de la serie pero aún así consideraba que en la siguiente temporada se deberían mejorar ciertos aspectos: "Lo primero, la duración. Media hora es muy poco tiempo para plantear un problema tan grave como allí se hace. Si fueran más largos podría hacerse con más detalles, con más meticulosidad. Los actores haríamos una recreación más acabada de los tipos... y los detalles de tipo técnico que, según dicen los expertos, a veces fallan, estarían mejor conseguidos".
   No se presentó la ocasión de tales mejoras porque "STOP" se limitó a una única temporada. Rodada en formato cine y fuera de plató, al estilo de "Crónicas de un pueblo" que triunfaba en aquella época, la serie se perdió en el olvido y Manuel Gil no se prodigó mucho más en televisión ni volvió a ser protagonista de una serie. "Las viudas", "Curro Jiménez", "La máscara negra" o "Ramón y Cajal" fueron algunos de sus trabajos en TVE después de este curioso precedente de las campañas de tráfico que desde hace unos veinte años nos sorprenden, nos asustan, nos alertan o hasta nos escandalizan.

lunes, 18 de mayo de 2015

Estudio 1: La dama duende


"La dama duende" es una comedia de Calderón de la Barca estrenada en 1629. Adscrita al subgénero de "capa y espada", que triunfó en la segunda mitad del siglo XVII, y con claras reminiscencias de "La viuda valenciana" de Lope de Vega, esta obra consiguió un gran éxito en su momento aunque en los siglos siguientes dejó de representarse con tanta frecuencia, entre otras cosas por la dificultad que siempre entraña el teatro en verso. En febrero de 1979 el espacio Estudio 1 emitió una adaptación protagonizada por María Massip, actriz vinculada sobre todo a la radio y el doblaje (suya es la voz de Ingrid Bergman en "Casablanca", por ejemplo) aunque los espectadores de TVE pudieron disfrutar de su seguridad en el drama con cierta frecuencia hasta los ochenta. "Mi personaje es una viuda joven, con unas enormes ganas de vivir y de volver a casarse pero está vigilada por sus hermanos, don Juan y don Luis, que no la dejan ni a sol ni a sombra", así describía la Massip a esta dama que utiliza misteriosos ardides para seducir a don Manuel, encarnado por Francisco Piquer, sin ser descubierta por sus intolerantes hermanos.


El adaptador y realizador de esta comedia fue Alfredo Castellón, de sobrada experiencia en obras del Siglo de Oro y muy capacitado para respetar el verso pero conseguir un programa televisivo apto para el público heterogéneo de la tele de los 70: "Es lo que se podría considerar un voudeville de la época porque es una comedia que trata de divertir al espectador, de hacer una farsa amena y ágil. Últimamente se ha llevado bastante este tipo de teatro clásico ligero que, al ser versificado, requiere poner un cuidado especial en conseguir que resulte ágil y entretenida. Además, no es posible hacer estas obras como si fueran actuales porque hoy el teatro se hace de otra forma. El espectador es totalmente diferente a aquel al que iba destinada en principio y esto hay que tenerlo en cuenta" aseguraba Castellón a la revista TeleRadio.

                                 

Efectivamente sería difícilmente adaptable una trama en la que una viuda tiene prohibido por sus hermanos conocer a nuevos pretendientes y que tenga que ocultarse tras las sombras para ligar y ya no digamos lo raro que nos resultaría que un hombre se enamorara de un "duende" misterioso... aunque tuviera la dulce voz de María Massip.
   Jaime Blanch, recientemente visto (y admirado) en "El ministerio del tiempo" interpretaba a don Luis, uno de esos hermanos que no dejaba a Ángela tranquila. Blanch había debutado como niño prodigio en el cine y tuvo un gran éxito con "Jeromín". En TVE había trabajado en Estudio 1, Fila Cero y multitud de Novelas. Es un actor solvente que se enfrentaba al verso con la misma eficacia que lo hacía con la prosa. No es de extrañar pues esa vis cómica que demuestra en su última serie, le venía de lejos...

El otro hermano en lid, don Juan, estaba encarnado por Pablo Sanz, veterano de TVE desde el Paseo de la Habana que incluso se atrevió a presentar ¡y lo hizo con éxito! En la temporada 1961/62 estuvo al frente del popularísimo "Escala en HI-FI" y con el mismo director, Fernando García de la Vega, repitió en "Tele-Domingo". Sin embargo su verdadera profesión era el teatro, bien en las tablas o bien en la televisión en dramáticos, Novelas y series. Hasta la década de 2000 estuvo en activo y falleció en 2012.

       
                                            La dama duende

sábado, 9 de mayo de 2015

Hermida, el maestro


He escrito tanto sobre Hermida en este blog que no sé si podré aportar mucho más sobre su figura periodística aquí y ahora. El día que me enteré de su fallecimiento me quedé en shock y no exagero. No trabajé con él, ni era un amigo pero... en realidad es como si hubiera sido uno de sus alumnos o conociera tanto de sus gustos como de los de mis amigos porque don Jesús (nunca me atrevería a quitarle el "don") fue una de mis grandes referencias profesionales. Quizás por eso han tenido que pasar varios días para que pudiera escribir sobre alguien desconocido pero, al mismo tiempo, tan cercano para mí. Viendo a aquel periodista tan peculiar, tan distinto a lo habitual en las mañanas de la pública decidí que yo quería dedicarme a eso. Y no fui una excepción, conozco a muchos compañeros a los que don Jesús despertó su vocación.



Aunque durante sus estudios en la Escuela de Periodismo y la Facultad de Filosofía y Letras ya había comenzado a colaborar con varias publicaciones, su primer trabajo importante fue en el mítico diario "Pueblo". Cuando fue contratado allí ya había sufrido las alabanzas primero y las envidias después de compañeros de redacción: "Yo llegué a "Pueblo" después de un período de fracasos. Quise ser humilde y pregunté a un redactor jefe que podía hacer y me pidió un pie de foto. Lo hice lo mejor que pude y debió gustar porque volví a escuchar eso de "¡qué chico tan brillante!" (...) Ahí aprendí a afilar las garras porque había mucha competencia. Aprendí que para sobrevivir hay que vivir y así hasta hoy" afirmaba en su último programa "De cerca" donde accedió a ser entrevistado por tres de sus invitados de la temporada: Antonio Gala, Pilar Miró y Pedro Ruiz. De esa charla-confesión aprovecharemos más declaraciones en este artículo.


Uno de los guionistas de "Ésta es su vida", Felipe Vila San-Juan, se fijó en sus crónicas y le propuso su primera colaboración con la tele. Tal y como contaba el propio San-Juan en su libro"La trastienda de TVE", su forma de escribir y, sobre todo, de observar a los demás le hizo pensar que sería un excelente redactor de los textos biográficos que leía el presentador Federico Gallo y aunque fue una colaboración breve y a distancia (el programa se realizaba desde Barcelona) es un dato importante porque significa que ya empezó en televisión haciendo lo que más le gustaba hacer y lo que insistía que debían hacer sus trabajadores: contar historias. Contar historias de personas.
   En una conversación con su amigo Manuel Martín Ferrand en 1979, Hermida recordaba que "la primera vez que fui a televisión y escribí algo, fue una noticieja me parece, salí tarifando y juré no volver nunca más". Se refería a sus comienzos en Prado del Rey en 1967. No podía estar más equivocado.



Al año siguiente fue nombrado corresponsal de TVE en Nueva York y comenzó una de sus etapas profesionales más brillantes. Diez años enviando crónicas no sólo desde la Gran Manzana sino también desde Washington y además viajando por todos los Estados para realizar reportajes de larga duración para espacios como "Los reporteros" o "Datos para un informe". Allí informó sobre el Watergate con entrevista a Nixon incluida, retransmitió el entierro de Robert Kennedy, intentó explicar el por qué de la matanza organizada por Charles Manson o de la guerra de Vietnam, retransmitió el primer discurso de Juan Carlos I en la sede de la ONU y, sobre todo, nos hizo viajar a la Luna. Ése pensó que sería su canto del cisne en la corresponsalía pero no... aún le quedaba mucho por vivir y por contar. "De EE.UU., como de cualquier otro país donde haya libertad, he sacado un cierto amor a la tolerancia".


En 1972, tan sólo cuatro años después de que viajara a Nueva York para establecerse y seis antes de que regresara a España ya fue portada de la revista televisiva más popular, TP, un honor inusual en los corresponsales. Ya entonces lucía con orgullo su flequillo, ese remolino que había intentado dominar en sus inicios televisivos y al que había dejado libre al tiempo que se dejaba crecer las patillas. "No lo he buscado (el flequillo), un día descubrí que se había convertido en tarjeta de visita y eso me sorprendió, es como si un pie se convirtiera en tarjeta de visita, oiga, ¡lo tengo, qué le voy a hacer!"



Era uno de los periodistas más jóvenes y también de los más rebeldes (en todos los sentidos). Su estancia en EEUU le ayudó a aceptarse tal y como era y sus crónicas comenzaron a ser menos impersonales, poco a poco su estilo iba apareciendo al tiempo que recibía las influencias de los grandes "anchorman" de las "big networks". Su favorito, su gran referencia era Walter Cronkite, la estrella de la CBS, a quien pudo entrevistar en los ochenta. En sus diez años allí se empapó de tele y por eso estaba preparado para importar formatos novedosos.


Hermida volvía a España en 1978 y la lógica hacía pensar que le esperaba un puesto de importancia en la TVE de la democracia, que los gerifaltes querrían aprovechar su bagaje y su conocimiento de la televisión más moderna y provocadora, la norteamericana, pero no fue así. Vivió un período de barbecho de casi ocho meses. Sus proyectos no eran aceptados y cuando fue "admitido" de nuevo en Prado le dieron trabajos que no merecían su presencia en plató. "Pasaporte: Tribuna Internacional" era casi una colaboración. "Si trabajas en televisión debes contar con que te pueden echar en cualquier momento como la certeza de la muerte"y cuando pensaba que sería difícil salir de esa situación le ofrecen cubrir un hueco muerto en la programación, la sobremesa. Para ese horario de la siesta Hermida se inventa junto a Luis Tomás Melgar un programa de entrevistas en profundidad: "De cerca".

Y aquí comienza otra etapa memorable: su larga colaboración con el realizador y director Melgar que, a partir de entonces, se convertiría en su gran cómplice. Su famoso "plano Melgar" (primer plano de la frente a la barbilla) está tan unido a Hermida como su flequillo. "De cerca" conseguiría levantar la audiencia de esa franja horaria, prácticamente inexistente en ese momento. A los jefes no les quedaba más remedio que asumir la realidad: ese onubense era bueno y el público le quería. Era hora de permitir que uno de sus proyectos fuera por fin aceptado.


Primero fue un informativo de carácter experimental, "Crónica 3" (1981) y después la primera tertulia de TVE en prime-time y sin censura, "Su turno", una adaptación de varios formatos que había visto en USA o más bien la asunción de una forma de hacer televisión desde la libertad. Por primera vez se unía a populares con especialistas para tratar temas de interés social y se permitía usar un lenguaje llano, interrumpir al contrario y establecer un diálogo vivo, nada que ver con el formalista y sesudo "La clave" (otra maravilla, en todo caso). Tanto éxito tuvo "Su turno" que empezó a compaginarlo con la radio donde fue requerido para dirigir un informativo nocturno, "La hora cero". La ley de incompatiblidades de TVE no aceptó esta dualidad laboral y Jesús apostó por la radio donde también triunfó.
   En 1987 regresa a la Casa por petición de Pilar Miró, amiga personal, para encargarse de cubrir las mañanas. J.A. Martínez Soler había inagurado una nueva etapa de la televisión matinal con "Buenos días" pero ahora se trataba de dirigir y presentar un programa que comenzara a las 9 y finalizara a las 13.30 o las 14h. Hermida aceptó el reto y "Por la mañana" fue un exitazo hoy difícilmente repetible. Como hemos hablado aquí en varias ocasiones de lo que supuso este magazine para la historia de nuestra tele no me extenderé, sólo insisto en que la fórmula que allí se probó sigue vigente hoy en día.



Y de la mañana a la tarde. "A mi manera" intentó repetir el éxito de su predecesor pero en otro horario. Hermida cambió totalmente el tono, de la locura de la mañana se pasó al sosiego vespertino. Entrevistas calmadas, tertulias con gente del nivel de Camilo José Cela, Antonio Gala, Francisco Umbral o Antonio Mingote, música suave... Y una nueva generación de periodistas noveles que acompañaba al maestro. A Nieves Herrero, María Teresa Campos, Concha Galán e Irma Soriano (Consuelo Berlanga, Miriam Díez Aroca, Curro Castillo ya habían volado) se unían en esta aventura Mariló Montero, Cristina Morató, Goyo González...


La década de los noventa supuso también el regreso a los informativos. Jesús estaba lanzado, su arrolladora personalidad lo impregnaba todo y su forma de presentar era la adecuada para la última edición. "Diario noche" fue un informativo de autor en todos los sentidos. Almudena Ariza contaba estos días que a los redactores que hacían pantalla no les dejaba usar el auto-cue, que se trataba de contar historias, no de leerlas en una pantalla. Está claro que Ariza aprovechó las enseñanzas.



En septiembre de 1990 es ascendido a la segunda edición, el Telediario estrella. Un regalo envenenado porque eso le obligaba a ser menos histriónico, más breve en sus entradillas, menos subjetivo, más formal... y eso hubiera sido un paso atrás, una incoherencia. Apenas aguantó una temporada, además ya había echado el ojo a las cadenas privadas donde, de nuevo, podría experimentar con total libertad. En 1992 fue fichado por Antena 3, no sólo como presentador sino también como directivo. Comenzó un magazine para las tardes de los fines de semana que no tenía nombre aunque al final asumió el de "El programa de Hermida". Nueva generación de chicas y chicos Hermida: Belinda Washington, Miguel Ortiz, Miriam Reyes... La implantación de la cadena todavía era limitada y este espacio no tuvo la relevancia que los anteriores pero demostró que Hermida seguía con ganas de innovar.



"No es que sea algo estudiado pero reconozco que juego con la pausa, que juego con la sonrisa y que juego con algunas frases que se dirigen a un cierto público, a la mujer sola, por ejemplo, hablo mucho para la mujer sola" reconocía ya en 1981 en la entrevista antes mencionada. Hermida era el presentador más imitado de la tele y su voz era tan reconocible como su (¿exagerada?) gestualidad. Y eso fue lo que buscó en su etapa como directivo en Antena 3: profesionales que tuvieran personalidad, carisma. También él hizo el primer gran cásting de los informativos de la cadena tras su balbuceante etapa inicial.







Y el maestro nos da una nueva lección: regresa al género que le ofreció su primer gran triunfo de audiencia, el debate. Sus "Con Hermida y compañía" y "La hora H" fueron ejemplares y consiguieron fortalecer una hora inexistente en la programación, el late night. "La Sexta Noche", por poner sólo un ejemplo, bebe de estos debates con invitados de actualidad en un gran decorado. De nuevo Melgar, que ya había sido su realizador en "Por la mañana" y "A mi manera", fue el compañero perfecto para esta aventura.


"Sin límites" (1998) copresentado con Mercedes Milá no fue el bombazo que se esperaba y "Los Comunes" un año después tampoco. Dos piedras en el camino fueron suficientes para que Jesús fuera apartado de la primera línea aunque se siguió encargando de todos los especiales (incluidos aquellos recordados Telemaratones) de la cadena. Fernando Ónega lo rescató para ser comentarista en su informativo de las 21h pero él mismo reconocía que no había sido su etapa más brillante. Sin embargo, el 11S regresó a plató requerido por el director de informativos, Ernesto Sáenz de Buruaga, para acompañar a Matías Prats en la larga retransmisión. Sus palabras aludiendo a un nuevo orden mundial eran sabias y proféticas aunque escucharlas produjera escalofríos.



Finalizada su etapa en la cadena de San Sebastián de los Reyes don Jesús desapareció del panorama nacional sin hacer mucho ruido. Aceptó la petición personal del director de Castilla-La Mancha TV para presentar su informativo nocturno en la temporada 2004-05 y, cuando nadie se lo esperaba, regresó a TVE en 2006 para presentar un modesto programa de recopilación de momentos con motivo del 50 aniversario de la tele en nuestro país, "La imagen de tu vida". Y también de forma inesperada el programa fue un éxito, tanto que trascendió su objetivo inicial y continuó la temporada siguiente con el nombre "La tele de tu vida".


De nuevo el silencio hasta que es requerido para entrevistar al entonces Rey Juan Carlos I con motivo del aniversario de su proclamación. Fue acusado de servil, de meloso, de pesado... ¿Había envejecido mal el Maestro? ¿No sería más bien que fue leal a un amigo? ¿o quizás que no tuvo la libertad para hablar de tú a tú al Monarca y poder preguntarle lo que cualquier español quería saber? En todo caso me pareció entonces y me lo sigue pareciendo ahora que aquellos juicios fueron exageradamente crueles. Parece que algunos le tenían ganas porque si no, no es comprensible tanta inquina en aquellas críticas.




Hace un par de años unos cuantos nos alegramos de la postrera reaparición de don Jesús, en este caso a la radio, RNE, para presentar una serie de especiales sobre The Beatles, uno de sus grupos preferidos. Como la cosa gustó a los oyentes se alargó con otra serie breve bajo el título "Sinceramente suyo" que constituye ya su testamento profesional. 
   "Soy un ser melancólico de nacimiento, insatisfecho por lo general, más bien triste y desde luego, aún sin razón, básicamente infeliz" decía en 1981. Me temo que en sus últimos años no debió ser muy feliz al comprobar que los medios se habían olvidado injustamente de él. Pedro Ruiz, uno de los receptores de aquellas palabras a principios de los ochenta, decía ayer en el especial dirigido por Nieves Herrero en 13tv que no se había retirado, le habían retirado. No es un caso único, desgraciadamente. La herencia de Hermida sigue viva aunque muchos no sepan que están perpetuando su memoria.

lunes, 4 de mayo de 2015

Aplauso

"Aplauso", el programa para la juventud, el de los fans, el espacio "de discos" y no de música en directo, el reemplazo veraniego que se convirtió en el espectáculo de TVE más premiado en sus cinco años de emisión. Hoy, además, podemos decir que este show dirigido por José Luis Uribarri constituye un impagable archivo de la música popular entre 1978 y 1983, es decir, la época de estallido de la música disco pero también del punk y del heavy y todo eso estuvo reflejado en su nómina de invitados. Por eso cuando programas nostálgicos como "Cachitos" u "Ochéntame otra vez" quiere incluir una canción de los Depeche Mode o de Duran Duran o de ABBA o AC/DC tienen que acudir a las cintas de "Aplauso". Sus decorados llenos de lucecitas, perfectamente identificables para el espectador ochentero, siguen llenando la pantalla.
 
Uribarri recibió el encargo de llenar la tarde del domingo el verano de 1978 y se le ocurrió organizar un programa musical dedicado a la juventud, esa que ya tenía sus propias películas y publicaciones. El buen olfato de este pionero de TVE para escoger el tema, el público y los profesionales a los que convenció para quedarse sin vacaciones hizo que el invento fuera un exitazo. Ante los datos del panel de aceptación y las cientos de miles de cartas que cada semana llegaban a Prado del Rey solicitando participar, asistir como público o sugiriendo la presencia de ciertos grupos, los directivos tomaron la única solución posible: prorrogar. A partir de entonces pasaría a la tarde de los sábados y en esa ubicación permanecería hasta su final.

 
"Aplauso" se estructuraba como una revista, con su portada, páginas interiores, secciones fijas y contraportada. José Asensi maquetaba semanalmante esta revista de la que sólo se publicaba un ejemplar, el que sostenían en las manos los presentadores o aparecía en el fondo chroma que se usaba para algunas introducciones. La portada solía estar ocupada por un cantante o grupo extranjero de éxito, la lista es increíble: desde The Jacksons 5 hasta Demis Roussos pasando por Al Stewart, Dire Straits, Patrick Hernández o Umberto Tozzi. Desde el pop más pegadizo hasta el rock más cañero, desde los ídolos de adolescentes como Miguel Bosé o Leif Garrett a los heavys de The Scorpions sin olvidar pianistas melosos como Richard Clayderman.

 
Por los distintos decorados (todos muy reconocibles) que Paco Bello diseñó (iluminados por Corrales, muy importante el uso de los focos en este programa) pasaron grupos inauditos en los programas musicales televisivos de la época. En ningún otro show mainstream hubieran aparecido The Ramones, por ejemplo, pero sí en "Aplauso" donde actuaron con la famosa rueda de lucecitas de colores de fondo y rodeados por una juventud mucho más formalita que cuando acudían Los Pecos o Pedro Marín a los que, a pesar de los trabajadores de Prado del Rey, acosaban sin pudor.
 
Hasta 1981 el programa se grabaría en el Estudio 1. Ese año sería trasladado al Estudio 11 (del Edificio de Color, ahora clausurado) aunque también se grababan algunos bloques en la discoteca Joy Eslava. El epítome de la "Fiebre del Sábado Noche" de Travolta en la televisión pública española.
   Fundamental para el éxito de este programa fue la elección de su realizador: Hugo Stuven que ya llevaba unos cuantos años de meritoriaje en la tele en todo tipo de funciones, desde ayudante de realización de Pilar Miró a coordinador de "Más allá". Este chileno había demostrado sus aptitudes visuales en "Voces a 45", presentado por Pepe Domingo Castaño. De los reportajes filmados (sí, en cine) se encargaba Eduardo Stern. El carácter de Uribarri combinado con el de Stuven, ambos hombres de fuerte personalidad, desencadenó una serie de desencuentros que no se pudieron solucionar y a Stuven le sucedió en el cargo Lisardo García y más adelante Mauricio Rico (que realizará los sustitutos de "Aplauso": "Tocata" y "A tope").
 
La página Fans era, sin duda, una de las preferidas de la audiencia, en especial de la femenina. Gracias a este programa Los Pecos consiguieron su primer disco de oro y, como ellos, otros tantos ídolos de quinceañeras que encontraron en este musical su mejor plataforma. Era habitual que se usara el plató de "Aplauso" para hacerles entrega de sus discos conmemorativos pero no sólo a grupos o cantantes españoles, ABBA también fue merecedor de esta distinción ante las cámaras.
 
La otra sección que catapultaba al resto del show era "La juventud baila" comandada por José Luis Fradejas, hombre de radio, animador de discotecas, personaje difícilmente comprensible desde la perspectiva actual pero que durante esos cinco años supo conectar con un sector de la población que lo convirtió en un héroe aclamado en las boites de pueblo a las que iba a seleccionar a los participantes de este concurso. Fue el único presentador de todo el amplio elenco que permaneció inmarcesible desde el primer hasta el último día. Su pelo cardado (de nacimiento lejano a la frente), su voz siempre animosa, sus trajes, sus camisas abiertas, su micrófono con espumilla naranja o verde... todo parecía alejarle de los protagonistas de esta parte del programa, parecía un cuñado graciosete entre las sobrinas potentorras de la familia, pero de forma sorprendente se hizo con el público, su público y durante un lustro dominó a las masas bailongas. Concursantes fueron Miriam Díaz Aroca y Poty (el coreógrafo de OT, no el dinosaurio de "Los Aurones").

Ninguna de sus compañeras en las presentaciones consiguió esa comunión con el target de "Aplauso" aunque muchas de ellas adquirieran un gran éxito y una enorme popularidad. Tras aquella inicial etapa veraniega en la que el propio Uribarri se puso al frente acompañado de locutoras de la Casa como Isabel Borondo o Eva Gloria y actrices como María Salerno o Isabel Luque, llegaría Silvia Tortosa, actriz de experiencia en series de todo tipo que incluso había intervenido en una peli de terror protagonizada por Peter Cushing y Christopher Lee. Esta bella profesional aprovechó la oportunidad para abrirse un nuevo camino en su profesión y además demostró su versatilidad imitando a famosas cantantes en la sección de dobles. Dio ejemplo con Marilyn Monroe, Edith Piaf y Josephine Baker y los anónimos imitaron a Travolta-Olivia Newton-John, Demis Roussos, Rocío Jurado... La Tortosa también solía sufrir a algunos de los humoristas que pasaron por allí, especialmente a Bigote Arrocet, que la acosó mucho antes que a la pobre Mayrucha. Martes y Trece, Gila, los hermanos Calatrava, Arenas y Cal, Zorí y Santos y Fernando Esteso fueron algunos de los cómicos habituales.

Mercedes Rodríguez fue la tercera presentadora que más tiempo duró en el espacio. Había debutado en TVE en los 60 y su dulce voz y cándida presencia había acompañado a los espectadores de programas culturales. La decisión de ubicarla en un programa como éste fue sorprendente pero... fue un acierto. La revista "TeleRadio" decía en su número 1.127 de julio de 1979 que la locutora había sido "ganada para un programa juvenil". En 1981 fue trasladada a "Gente Joven" para suceder a Marisa Abad y allí permaneció nada menos que siete años. Desde luego, su paso por "Aplauso" cambió una carrera que podría haber sido anodina.

Elena Gutiérrez, la más joven de aquel equipo de cuatro presentadores, era de la última hornada de locutoras. Su paso por "625 líneas" fue breve y no dejó huella pero su elección para "Aplauso" le ofreció una popularidad inmensa, tanta que sufrió las consecuencias: fans que no la dejaban pasear tranquila durante sus años en el programa y un olvido injusto tras su partida. Elena siguió trabajando para TVE, fundamentalmente para su Canal Internacional. En los últimos años también ejerció como profesora en cursos para presentadores en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid.

A ese cuarteto se añadió como colaborador Nacho Dogan que animaba al público de plató a bailar y presentaba diversas secciones, a veces oculto tras el maquillaje y otras a cara descubierta. Era el precursor de los DJ y su papel no estaba bien dibujado en el esquema del programa aunque se mantuvo. También aparecieron de forma periódica Enrique y Ana en la Página Infantil, sustituidos por Ana María Molano.
   En 1981 hubo un cambio radical en la plantilla. Las tres presentadoras veteranas son sustituidas por las jovencísimas actrices Amparo Larrañaga y María Casal. Ambas eran hijas de grandes actores y no sé si esto tendría algo que ver en la formación de este nuevo equipo. Casal tenía ya bastante experiencia televisiva, había sido secretaria del "Un, dos, tres" y copresentadora de la primera etapa de "Gente Joven" junto a Antolín García. Larrañaga había debutado en el teatro tres años antes siendo una quinceañera. Apenas duró unos meses en el programa y tuvo que esperar hasta los 90 para probar de nuevo suerte como presentadora.

Para suplir a Amparo llegó Adriana Ozores, también hija de un ilustre actor (José Luis Ozores). Su naturalidad contrastó inmediatamente con la mal disimulada timidez de su antecesora. El trío Fradejas (que ahí seguía el tío), Casal, Ozores funcionó a la perfección y sería el que se mantendría hasta el 1 de enero de 1983, fecha en la que el programa se despidió de su, todavía, millonaria audiencia.

Este de la foto fue el equipo que llegó a esa postrera cita: Uribarri en la dirección, Mauricio Rico en la realización y los presentadores mencionados. Los guionistas y técnicos no habían cambiado mucho desde 1978 y tampoco cambiarían en los siguientes programas que ocuparían las tardes de los sábados ofreciendo música para la juventud. El guionista José Ramón Pardo afirma siempre que le preguntan que "Aplauso" acabó porque así lo quiso el PSOE, partido que, según él, no apreciaba en demasía a Uribarri.
   Al final de cada emisión el programa se despedía con la Contraportada, una actuación tan potente como la de la Portada: Village People, Roberto Carlos, Donna Summer... más los nacionales, por supuesto. Cientos de artistas de todo tipo pisaron su escenario y pocos programas pueden presumir de una nómina así... aunque fuera en play-back.

sábado, 2 de mayo de 2015

Supermartes

Trece años en antena, unos cinco mil concursantes, más de cinco millones de euros repartidos, unas 125.000 personas que ocuparon en algún momento las gradas del decorado y audiencias que superaron el 20% varias temporadas. Son marcas que difícilmente podrá lograr un concurso de una televisión autonómica y que consiguió "Supermartes", el programa de entretenimiento más popular en Galicia junto a "Luar", un concurso que pasó de los 60 minutos iniciales a los 140 de sus últimas temporadas y que trascendió su género para convertirse en un programa espectáculo con música, sketches, talk-show e invitados famosos.
 
En abril de 1992 comenzó su emisión este concurso basado ligeramente en el "Sábado Gigante" de Don Francisco (aunque no se reconozca la deuda, es evidente) y que encajaba perfectamente en la programación de una televisión autonómica de la época: distintas pruebas no demasiado complicadas, azafatas, presentador poco encorsetado... se trataba de romper la imagen de TVE, la que había sido única hasta tres años antes, y seguir la línea más frívola y desenfadada de las privadas. "Supermartes" fue un bombazo desde los inicios, en su primer año obtuvo una media del 26% de share que en los años siguientes se estabilizó en torno al 18-20%.

 
La audiencia gallega no estaba acostumbrada a un concurso de estas características, los intentos anteriores de tener un "gran formato" en su parrilla no habían logrado esta popularidad, ni "Gran Casino" ni "A Reoca" consiguieron la misma fama que sí tenían los musicales, verdadero baluarte de la programación de TVG. "Supermartes" superó esa barrera psicológica para los directivos de los 90 del 20% de share y en sus primeras épocas llegó a alcanzar cuotas del 40% puntualmente.


El objetivo se había logrado: llegar a los primeros puestos de las listas de audiencia, no se pretendía nada más (y nada menos) que entretener a los gallegos (y con el tiempo a los leoneses, asturianos y norte de Portugal, regiones a las que también llegaba la señal de la TVG). No era precisamente un concurso cultural y, quizás por eso, las críticas también llovieron. A los espectadores tampoco parecía importarles mucho que la prensa les pusiera a parir y, curiosamente, el presentador Xosé Manuel Piñeiro tendría tiempo después cierta amistad con José Luis Alvite, uno de sus mayores críticos en aquellos primeros noventa. Y llegamos a uno de los secretos (a voces) del éxito del concurso: su conductor. Piñeiro apenas tenía experiencia televisiva pero enseguida (a pesar de los estilismos o quizás también gracias a ellos) se hizo popularísimo. Supo dominar el plató casi desde el principio y sus ironías constantes hacia el público presente se convirtieron (sorprendentemente) en complicidad. Pronto adquiriría el sobrenombre de "Súper-Piñeiro".

En 1998 y debido a una serie de diferencias entre el presentador y la dirección se decide sustituirlo durante una breve temporada por otro profesional proveniente de la televisión local RTC (Radio Televisión Compostela), propiedad de la misma productora del concurso, Emilio Guillín. A Piñeiro la jugada no le perjudicó, el programa bajó de audiencia y él renegoció su contrato. Volvió como una estrella y nunca más se planteó su partida del formato. Guillín demostró años después que también es un gran comunicador con otros programas en la propia TVG, "Perdelo todo" y "Mundo verbena" en 2006 vinieron a llenar el hueco que había dejado el "Supermartes".

Xosé Manuel no estaba solo en plató, primero era ayudado por las azafatas y poco después tuvo copresentadoras que le auxiliaban en distintas secciones. La más constante fue Nelly Fernández que
posteriormente presentaría en solitario un concurso cultural diario: "Todos a bordo".
   Muchas de las azafatas habían sido Miss Galicia y alguna llegó a ser presentadora de televisión como Martina López, nada menos que del informativo territorial de TVE en Galicia y también de "Galicia para el mundo" de TVE Internacional. Y no olvidemos la voz imperial de Gonzalo Faílde que, al estilo de los announcer americanos, hablaba de los patrocinadores en directo y sin cometer el más mínimo error o vacilación.

Aunque el formato fue evolucionando con el tiempo la idea básica era la del concurso con cuatro pruebas básicas, otra de selección para la final y la propia final. Presumía de no tener perdedores sino de "segundos clasificados" que podrían alcanzar un premio en una prueba alternativa.


Pero posiblemente la más famosa de todas las pruebas fue "Asalto á fama" donde los participantes tenían que interpretar una canción bajo la vigilancia de Atilano, un esqueleto que tocaba la trompeta cuando el cantante desafinaba. Efectivamente, esto se había visto en "Sábado Gigante" desde sus inicios en una cadena local de Chile.
  Al principio este juego competía en popularidad con las Súperprendas, donde el concursante debía quitarse una prenda cada vez que fallara una de las preguntas que Piñeiro iba formulando con una rapidez endiablada. Hubo al menos una ocasión en la que el participante se quedó en pelotas aunque el espectador no llegó a verlas, claro. El programa se grababa hasta que en 1996 se dió el gran salto y comenzó su emisión en directo.

Cada semana acudían varios famosos gallegos para liar a los concursantes en el "Mentireiro-Verdadeiro" explicando el uso de objetos curiosos aunque sólo uno de ellos ofrecía la definición real. Boris Izaguirre, por entonces guionista de la productora, fue uno de los habituales en las primeras entregas. Poco a poco se fue ampliando la nómina de invitados y aparecieron también famosos nacionales. En los últimos años se rentabilizaba su visita entrevistándolos, ofreciendo actuaciones musicales o interviniendo en comedietas. El "Supermartes" se había convertido ya en algo más que un simple concurso.

La idea desarrollada por Ghaleb Jaber, Xosé Arias, Manuel Abad y Antón Reixa en 1992 había crecido. Piñeiro era ya uno de los presentadores emblemáticos de la Galega, el formato se había exportado a Canal Sur (con poco éxito, eso sí) y parecía tan inamovible de la parrilla como "Luar" o "Xabarín Club" pero... con la llegada del gobierno bipartito (PSOE-BNG) en 2005 al programa se le acabó la mecha. La razón fue clara: había bajado de audiencia y no era el tipo de espectáculo que la nueva directiva quería ofrecer así que no había razones para mantenerlo en pantalla más tiempo.
   Hoy en ese plató se alberga "Luar" y en uno cercano, en la misma productora, se graba "Bamboleo", el espectáculo que presenta Xosé Manuel Piñeiro, al que muchos siguen llamando Súper-Piñeiro.