jueves, 22 de febrero de 2018

Forges y la tele


Hoy se ha ido uno de los humoristas gráficos más destacados de nuestro país, Forges, pero también desaparece la persona que estaba detrás de ese pseudónimo, Antonio Fraguas y él fue mucho más que el genial cronista del último medio siglo en sus viñetas en prensa, Antonio comenzó su carrera profesional con tan sólo 14 años en TVE. Fraguas fue uno de los pioneros del Paseo de la Habana y por entonces hacía de todo y, como la gran mayoría de aquellos primeros trabajadores, posó ante la cámara con el primigenio logo de la cadena. 


Desde el primer momento estuvo detrás de las cámaras, en la parte técnica. Casi desde el principio fue encargado de tele-cine, es decir, la máquina que se encargaba de convertir las imágenes cinematográficas en señal de vídeo. En realidad era una especie de vídeo conversor con una cámara de vídeo que grababa una pantalla en la que se proyectaba la película. Ese proceso era imprescindible para poder emitir no sólo las series que venían de fuera o los pocos largometrajes de los que se conseguían derechos sino también para las noticias y cualquier reportaje que se realizara en exteriores.  


Más adelante se especializaría aún más y se convertiría en mezclador de imagen, o sea, el que pincha las imágenes que decide el realizador o, para entendernos, el que controla de verdad la mesa de realización. ¿Y cuándo comenzó a dibujar? Por supuesto, Fraguas ya le daba al lápiz desde pequeño pero fue en un largo puente de 1962 cuando decidió (según contaba él mismo, de forma repentina) crear chistes gráficos. Aquellos días dibujó y dibujó decenas de viñetas sin ningún propósito aparente. Su primera ilustración se publicó en abril de 1964 en el diario "Pueblo" a instancias de Jesús Hermida. Poco a poco su firma, la traducción al catalán de su propio apellido, fue haciéndose conocida en todas las publicaciones satíricas de la época, entre ellas la más popular: "La Codorniz". 


¿Y por qué utilizar un pseudónimo? Pues porque al formar parte de la plantilla fija de un estamento público como era TVE no estaba bien visto que se dedicara a la crítica (aunque fuera sutil) a través del humor. En 1973 pidió excedencia de la que era su Casa profesional ante la imposibilidad de compatibilizar el trabajo como coordinador de plató (su último destino allí) con sus múltiples compromisos editoriales aunque en realidad nunca la abandonó del todo, bien como colaborador bien como director de series. La más curiosa de las cuatro que firmó fue "El Muliñandopelicascarabajo", una absurdez maravillosa rodada en formato cine 16 mm y emitida, cómo no, en UHF (la 2 antes de ser la 2).


En 2014 regresó a los estudios televisivos atreviéndose a dirigir e incluso presentar un programa de nombre bien forgiano: "Pecadores Impequeibols", un distendida tertulia sobre temas monográficos que, una vez más, servían para describir la sociedad española. Y es que lo mejor de Forges es que nos estampaba nuestros defectos en la cara pero haciéndonos reír. 

miércoles, 21 de febrero de 2018

La renovación de las mañanas de Tele 5 en 1994

 

Tal día como hoy de 1994 Tele 5 (todavía se escribía así entonces) presentaba sus nuevas apuestas para llenar la programación matinal. Hasta diciembre del año anterior se había probado un formato clásico de magazine presentado por Laura Valenzuela y José María Íñigo, dos clásicos de la televisión en nuestro país unidos en la privada por primera vez para competir contra "Pasa la vida" de María Teresa Campos en la Primera y "Toda va bien" de Pepe Navarro en Antena 3. "Las mañanas de Tele 5" no funcionó y tras un par de meses de reforma, el 21 de febrero de 1994 llegaban tres nuevos programas a "la pantalla amiga" con la esperanza de superar la audiencia de los intentos previos. 


Otro veteranísimo de la tele iniciaba la mañana telecinquera con un programa de cocina a las 11.10. "Comer es un placer" estaba dirigido y presentado por Alfredo Amestoy, periodista de largo recorrido en prensa primero y en TVE después donde se encargó de todo tipo de espacios pero esta sería su primera vez con un culinario. En una pequeña cocina montada en los estudios de la cadena dirigida por Lazarov, el otrora presentador de "35 millones de españoles" recibía a profesionales de la restauración con los que preparaba platos más bien tradicionales mientras los entrevistaba e iba comentando cuestiones relacionadas con el origen de la receta, los ingredientes de temporada o la historia del restaurante del invitado. Una temporada se mantuvo en antena, hasta aquel verano.


20 minutitos más tarde llegaba Laura Valenzuela, pionera de TVE en el Paseo de la Habana que tras un intento fallido de retornar en 1989 a la Casa con "Waku Waku" (que finalmente presentaría Consuelo Berlanga) había fichado al año siguiente por la privada para "Tele 5, ¿dígame?". Después llegarían "Se acabó la siesta", "Date un respiro" y "Las mañanas de Tele 5". Con "Mi querida España" probaba un esquema distinto en el que se daba especial importancia a las celebraciones, festividades, costumbres, tradiciones y curiosidades del país. Reportajes, entrevistas en plató y actuaciones musicales eran complementadas con unos rancios números cómicos de la pareja formada por Juanito Navarro y Manolo Codeso. La cosa duró poco, sólo tres semanas.


Finalmente, a las 12 h, el único formato que alcanzaría cierto éxito, un debate popular dirigido y presentado por José María Íñigo. "¿De qué parte estás?" transcurría en un decorado que simulaba la plaza mayor de cualquier pueblo. El comunicador se situaba en el centro para mediar entre dos posturas enfrentadas sobre temas generales y, en general, intrascendentes. Una veintena de anónimos y algunos famosillos deseosos de acaparar minutos de pantalla discutían vehementemente mientras Íñigo aplicaba una sana ironía al asunto. 
   Como ya hemos comentado, el trío de programas se deshizo pronto y sólo se renovó para 1995 la tertulia a la que incluso cambiarían de escenografía por otra más luminosa, azulada y amplia (también más impersonal). En  enero 1995 estrenó versión sabatina pero en julio finalizó su historia. No llegó nunca a alcanzar las audiencias de sus competidores pero sí que consiguió subir el share de una franja maldita para la cadena.


Agradezco a @DiexistaFM las imágenes y a @ColeccionTV la confirmación de las fechas de emisión

viernes, 16 de febrero de 2018

Los locutores de continuidad de la 2 en 1993


En otoño de 1993 los espectadores de la 2 vivieron una especie de viaje al pasado pero con aires modernos. Suena contradictorio pero esta era la intención de los directivos de la cadena cuando decidieron recuperar la mítica figura de la locutora de continuidad y darle aún más presencia de la que había sido habitual cuando desaparecieron a mediados de los ochenta (sí, se mantuvieron hasta los noventa pero ya de forma casi anecdótica, no me seáis pejigueros). 


Una decena de jóvenes actores, modelos y presentadores (o aspirantes a serlo) fueron seleccionados para ser los nuevos locutores y esta vez había más hombres que mujeres, cambiando la tradición secular de nuestra tele donde las féminas ganaban por goleada en esta dura y pesada labor. Luis Miguel Torrecillas, recién salido del programa juvenil "Fanático" era el único de todo el grupo que tenía verdadera experiencia en los platós. Antes de su anterior destino ya había sido uno de los tres presentadores originales del "Club Disney". Del resto, muchos de ellos serían habituales en los años siguientes en programas deportivos, como Carlos Beltrán (en la foto superior), en magazines o culturales como "La mandrágora", caso de Silvia Ruiz, o en series médicas, especialidad absoluta de Jesús Cabrero primero en "Hospital Central" y ahora en "Centro Médico". 


A otros, como este joven de la foto, los perdimos de vista al poco tiempo y su cameo en el "Telepasión" de la Nochebuena de 1993 fue casi su despedida. Su nombre es Leopoldo Mateos y hoy en día es la voz del grupo "Nudozurdo", nada que ver con sus inicios como presentador en la segunda cadena. Esta iniciativa de recuperar a los locutores no funcionó demasiado bien y apenas duró una temporada televisiva, o sea, tres meses. La idea no era mala, estos chavales eran atractivos y tenían ganas de triunfar así que intentaron aprovechar esta oportunidad. Su presencia era constante, cada 3 ó 4 horas aparecía una pareja para informar de lo que se iba a ver a continuación, al principio con cierto humor y después con demasiada solemnidad y mensajes casi filosóficos, quizás ahí la cosa perdió su esencia. 


No se puede negar que, al menos, se cuidó la estética de estas breves presentaciones. Fondo blanco con dos marcos dorados con algún elemento de atrezzo solía ser el decorado habitual. Quizás si se hubiera dejado reposar un poco más y los guiones no hubieran sido tan encorsetados, hoy seguiríamos teniendo locutores de continuidad que sirvieran de hilazón y para reforzar la identidad de la cadena. Eso sí, hoy ya no harían los famosos Cierres de emisión pasada la medianoche, entre otras cosas porque ya no se cierra nunca y la Carta de Ajuste ha pasado a ser objeto de anticuario televisivo. 

Ah... sí, no habéis visto mal, el muchacho de la derecha en la última foto es Carlos Lozano debutando en televisión. 




Nuestro agradecimiento a @DiexistaFM por las imágenes 1, 2 y 3.

sábado, 10 de febrero de 2018

Los decorados de "Magacine" en Canal Plus


En 1996 un programa sobre los estrenos cinematográficos de nombre "Magacine" sustituye en Canal Plus a "Primer Plano", el espacio que durante seis años se había encargado de esa labor. Si el que había roto el hielo en la cadena había tenido a actores presentando (Fernando Guillén Cuervo haciendo pareja con Maribel Verdú primero y Emma Suárez después y Carmen Maura en solitario en su última temporada), su sucesor tendría a una periodista, Ana García Siñeriz, y un reconocido crítico y cronista del séptimo arte, Jaume Figueras al frente. Pero como de "Magacine" ya hemos hablado aquí, hoy quiero centrarme en sus decorados, uno de los sellos de aquel divulgativo. En aquel Canal Plus todo era elegante, desde la concepción de sus programas hasta la escenografía, pasando por el diseño de sus logos, cabeceras, rótulos...


En sus primeras temporadas, el dibujante y director de animación Juan Padrón ("Vampiros en la Habana") creó unas bellas introducciones que servían de inspiración para el decorado, construido en la productora Escosura. Un par de años después, tras la compra de un antiguo cine en una calle perpendicular de esa empresa audiovisual, el programa se trasladó al local recién adquirido, muchísimo más grande y con más posibilidades de realización. Un enorme ciclorama (foto superior) pintado de un color crema suave con ocho monitores (con la reproducción continua de los cortos que Padrón dirigía para el programa como cortinillas) sería el fondo, simple pero muy eficaz, para las presentaciones. 


En la última temporada presentada por la pareja Siñeriz-Figueras y con la partida de Padrón del equipo, se diseña un decorado espacial, con una nave a la derecha con el flamante logo, fondo estrellado en el centro tras unas estructuras que simulaban metal y cuatro pantallas numeradas a la izquierda. Aparentemente más fría pero también más acogedora, esta escenografía marcaría el fin de una larga y brillante etapa que sería continuada por otra mucho más discreta presentada por Antonio Muñoz de Mesa, al que se le uniría un par de años después Raquel Sánchez Silva.

Fotografías de Alejandro Macías, Todos los derechos reservados.

sábado, 3 de febrero de 2018

La segunda oportunidad


Tres años de rodaje y cientos de accidentes provocados dieron como resultado "La segunda oportunidad", posiblemente el programa sobre seguridad vial más famoso de nuestra tele y el más exportado. Emitido entre 1978 y 1979, a lo largo de 26 entregas, este divulgativo consiguió concienciar al español (bueno, al europeo si tenemos en cuenta su emisión en otros países) de la importancia de tomar la decisión correcta durante la conducción, porque nunca hay una segunda oportunidad como aquella que se veía en la reconocible cabecera, los coches destrozados nunca se reconstruyen por arte de la moviola en la realidad.


El periodista gallego Paco Costas dio la cara y puso su rasgada voz para explicar (metiendo un poco de miedo) lo fácil que es, a veces, evitar un mortal accidente. Especializado desde sus inicios en prensa en temas de motor, hoy en día sigue dedicándose a ello. Sus primeras intervenciones en TVE fueron en el ómnibus "Todo es posible en domingo" a principios de los 70, como la cosa funcionó bien los jefes le encargaron el primer espacio dedicado íntegramente a los coches y su mecánica, "A cuatro tiempos". Con "La segunda oportunidad" consiguió definitivamente la fama.  


El programa partía de una idea del director y realizador Fernando Navarrete, el eterno cómplice de José María Íñigo en el control"Estudio Abierto" y que a mediados de los 80 dominaría las cámaras en aquellas interminables Nocheviejas en directo con Concha Velasco con la que repetiría fórmula en pequeñas dosis en "¡Viva el espectáculo!". Paco Costas describía en un reportaje para la revista "TeleRadio" en 1977, un año antes de que se difundiera el primer episodio, cómo trabajaba Navarrete en la planificación: "Ha pasado una hora, ha dispuesto sus efectivos y todo parece estar en su sitio. El rodaje previo al accidente es muy laborioso. Planos de los pies del conductor frenando. Hay que filmar los pretendidos errores que motivaron el vuelco al producirse el reventón del neumático. Después planos de la acción correcta que dará al personaje de la historia la segunda oportunidad y la posibilidad de evitar el accidente. Pie al freno, suave el intermitente, en el momento en el que el estallido del neumático provoca una pérdida en la dirección. Una cámara en el capó del coche de Navarrete que conduce él mismo, va en seguimiento del coche protagonista. Otra, pegada con ventosas y toda clase de ingenios improvisados, filmará en planos cortos el neumático". 


¿Y quién era el incauto voluntario que se prestaba a conducir esos vehículos en peligro? Aquí lo tenéis, Alain Petit, "le cascadeur", acróbata automovilístico y especialista cinematográfico francés que trabajó en múltiples ocasiones desde los 70 en producciones internacionales y que siguió en activo en este peligroso oficio hasta finales de los 90. Con su templaza (y temeridad) recorrió cientos de kilómetros de carreteras de Ávila para este programa. Esta provincia fue el principal escenario para el programa gracias a la variedad de sus calzadas, el poco tráfico y las facilidades que prestaban las autoridades. El agudo ojo del operador de cámara Paco Aguayo captó perfectamente cada uno de aquellos desastres provocados.


Las espectaculares explosiones que se veían cada semana eran un reclamo para el espectador que, de paso, se quedaba con la lección que predicaba Paco Costas entre esas impresionantes escenas narradas por Rafael Taibo, el inolvidable locutor de Radio Clásica y voz también asociada a buena parte de los documentales de Cousteau. 
   Aquellos efectos especiales tenían un responsable bien conocido por su excelso trabajo, el recientemente fallecido Reyes Abades. Este fue el primer trabajo que realizó con su recién creada empresa aunque por entonces ya tenía sobrada experiencia en rodajes de películas de todo tipo. 
   "La segunda oportunidad" tuvo un éxito considerable en su primer pase y por eso se repitió en multitud de ocasiones y horarios porque en realidad su mensaje seguía presente a pesar de que el celuloide fuera perdiendo color con cada reposición.